Marcas por Saher (+ Video)

Había oído de él como protagonista de una fábula sobre un joven guerrillero, nacido en cuna de oro, que un mal día perdió la vida a manos de sus captores sin rendirse, como tantos otros jóvenes. Pienso ahora mismo en el peruano Javier Heraud, poeta; o en nuestros Frank País y los hermanos Saíz, con toda la poesía en sus pechos, quienes por haber abonado el camino de la emancipación no pueden, no deben ser olvidados, y sí tomados como referentes cercanos, para nada legendarios, muy reales.

Marcas, el programa creado por el escritor Ernesto Limia, que en el Canal Caribe cada domingo apuesta decididamente por desandar los vericuetos de esa otra visualidad documental, descolonizadora y diversa, que tanto necesitamos, nos trajo en su última entrega al venezolano José Manuel Saher (1942–1967), mediante el filme Viernes Santo: la historia de Chema Saher, de los realizadores Daniel y Juan Carlos Yegres, producido en 2015, que años antes había sido proyectado por TeleSur, de manera que por primera vez fue acogido por una de nuestras televisoras domésticas.

La importancia para las generaciones de hoy de un material de esta naturaleza radica en que explica, de cierto modo, los antecedentes del actual proceso bolivariano, a partir del fracaso de la llamada Cuarta República, la que sucedió a la dictadura de Pérez Jiménez y traicionó las expectativas populares al adoptar el modelo de alternancia bipartidista –Acción Democrática y Copei– y orbitar alrededor de los designios imperiales de Estados Unidos.

Chema se da tempranamente cuenta de la traición cuando militaba en las filas juveniles de Acción Democrática. Participa en la fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y radicaliza su pensamiento. El 8 de abril de 1962 se incorpora al movimiento guerrillero en las montañas de Falcón. El 4 de mayo de ese año ocurre un enfrentamiento en el sitio conocido como Los Evangelios y Chema resulta capturado. Sufre tortura y es condenado a 18 años de cárcel, pero en 1964 el presidente Rómulo Betancourt, para quedar bien con el padre del guerrillero, lo indulta con la condición de que lo saque del país y se asegure de que no se rebele más.

El documental trata el conflicto familiar que se le planteó a Chema. Su padre, Pablo Saher, era nada menos que el gobernador adeco del estado de Falcón, correligionario de Betancourt. Desde el cuartel de San Carlos escribió a su progenitor: «Esto es lo que más lamento: tú estás del lado de esos mismos perseguidores y carceleros que recuerdo cada instante con el chirriar oxidado de los goznes de mis calabozos».

El joven no se dejó someter. Se las arregló para continuar y arreciar su militancia. De Europa pasó a América Latina y estuvo en La Habana en los días de la Conferencia Tricontinental de 1966. Aquí se reunió con un grupo de compañeros que desembarcaron por Machurucuto, y se reincorporó a la guerrilla en las montañas de El Bachiller.

El 23 de marzo de 1967, herido por un accidente de bala, el ejército lo rodea. Junto a él, un médico, joven también, José Mendoza Ovalles, que lo atendía. Fueron acribillados a mansalva. El sepelio de Chema, en Coro, derivó en una masiva manifestación que el régimen no pudo impedir el Viernes Santo de ese año.

El documental de los hermanos Yegres se basa en entrevistas a amigos, familiares y compañeros de lucha de Chema y el rescate de una iconografía básica. Se echan de menos los escenarios donde luchó y resistió, y una mayor densidad discursiva en torno al peso real de la guerrilla de los 60 en la configuración del actual panorama político venezolano. Mas no deja de ser interesante e incitadora la propuesta.