Promover la obra de autor, comprometida, inteligente y que incite a pensar, será el objetivo principal del XVI Festival Internacional de Cine de Gibara, que del 2 al 6 de agosto, viste una vez más de cine a esta urbe costera, según afirma el actor y director Jorge Perugorría, quien lleva —desde hace varias ediciones—, las riendas de este evento devenido en verdadera fiesta cultural, apreciada por noveles y experimentados realizadores del país y del mundo.
Según Perugorría, el encuentro, que nació «pobre a nivel económico, pero rico en espiritualidad y conceptos», exhibe actualmente un carácter más inclusivo, con la participación de obras de África y de la filmografía asiática y europea y, en esta ocasión, anunció, promete, asimismo, una variada agenda internacional.
De acuerdo con Prensa Latina, el reconocido actor que alcanzó fama internacional tras su participación en el filme Fresa y Chocolate, tiene entre sus sueños no solo contribuir a construir la historia contemporánea de la localidad a través del cine, sino también de las demás manifestaciones del arte. Igualmente, dijo, le gustaría masificarlo, con la participación de los universitarios camagüeyanos, holguineros y santiagueros. «Que la gente de la región tenga una opción cultural de esa calidad».
Continuar la obra que inició hace 16 años su maestro Humberto Solás, es sin duda un gran reto y compromiso para Jorge Perugorría. Consciente de cuánto el Festival le ha aportado al desarrollo local de Gibara, devenido en importante polo turístico y cultural, cada nueva edición del Festival Internacional de Cine de Gibara lo motiva a dar más de sí y a cumplir con los mismos principios que su fundador.
«Yo siempre digo que la última película de Humberto fue dirigirme a mí en el impulso del Festival. El evento fue su sueño y es también el de los gibareños, quienes lo consideran la fiesta más significativa del año. La alfombra más bonita que yo he visto en el mundo es la de Gibara», aseguró finalmente Perugorría.
Cuando del 2 al 6 de agosto, los gibareños —con su amor y cariño de siempre— reciban a cada uno de los participantes de dentro y fuera del país, la magia del cine, con sus asombros, desvelos y enseñanzas, se adueñará, una vez más, de la Villa Blanca de los cangrejos.












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