ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Fotograma de 45 revoluciones. 

Quien haya escarbado recientemente en Flash musical (Canal Educativo, martes, 8:45 p.m.), habrá conectado con una historia española que por otras vías empata con la experiencia cubana. No es fácil llegar a esa conclusión dada la naturaleza de un espacio que bajo el pretexto de conectar con audiencias juveniles –algo que estaría por ver– promueve avances y materiales relacionados con series sobre ídolos adolescentes y el consumo del pop y el rock a partir de la industria audiovisual, sin la menor pizca de sentido crítico. Ejemplo reciente, el espaldarazo a Súbete a mi moto, seriado complaciente y banal sobre el grupo Menudo.

En medio de esto, 45 revoluciones, la producción de la compañía Bambú (Las chicas del cable) que durante las últimas entregas ha puesto punto final al programa, da mucho que pensar. No porque la serie sea buena en sí misma –pasable, medianamente entretenida, con ciertas audacias de realización que contrastan con varios cabos sueltos y reiteraciones en la dramaturgia  y la tibieza para llamar las cosas por su nombre– sino por asomarse, a pesar de sus limitaciones, con el origen y despegue del rock y la cultura pop en la etapa franquista de los años 60, cuando el régimen intentó mostrarse abierto al mundo sin abandonar la férrea censura y el atentado contra las libertades.

Por un lado está el triángulo entre Guillermo Rojas, especialista de arte y repertorio, con aires aperturistas, de una casa disquera en la que no le es posible innovar por la aventura de un nuevo sello (Iván Marcos); Maribel Campoy, una joven atrapada entre el atrevimiento y la sumisión machista patriarcal de su familia (Guiomar Puerta), y Rober, cantante que aspira a realizarse como tal, sin ataduras, influido por la música anglosajona de moda, ingenuamente contestatario y al que le va literalmente la vida en el empeño (de nuevo un convincente Carlos Cuevas, a quien vimos en Merlí).

De otro lado, el contexto histórico, el Madrid de la represión  contra todo lo que oliera a contracultura, como sucedió más de una vez con las Matinales del circo Price y los derroteros de una industria del espectáculo que  debió lidiar con la mediocridad, los censores y la competencia, no siempre con buenos resultados. Prueba al canto, la arribazón de grupos y estrellas del pop de los 60, padecidos entre nosotros, en la que no todo lo que brilló fue oro. Los Brincos, Los Bravo, Los Fórmula V, Los Ángeles y otras especies semejantes corrieron en aquellos tiempos mejor suerte que la nova canco catalana, mucho más auténtica y raigal.

Tras ver los primeros capítulos de la serie, y al comparar tales hechos con lo que aconteció en Cuba por esa misma época, rescaté la respuesta de Abel Prieto a una periodista española que lo entrevistó para Rebelión en 2007: «Es cierto que hubo una etapa entre finales de los 60 y principios de los 70, en la que se limitó la emisión de música rock en inglés. Fue un error grave porque lo que terminaba escuchándose en los medios de comunicación  era aquella especie de rock lavado, franquista y comercial proveniente de España. En cierta forma, llevados por la delirante idea de que al ser el inglés el idioma del enemigo, la música que venía en español era más aceptable en nuestro contexto. Una locura».

Vacunados contra dogmas y despropósitos, hacedores de una política cultural inclusiva que favorece el ejercicio responsable del criterio y la amplitud de miras, asistamos a 45 revoluciones, mientras esperamos porque, más temprano que tarde, la Cuba musical de los 60, con sus luces y sombras, motive a los productores televisuales en el campo de la ficción.

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Juan dijo:

1

23 de marzo de 2022

02:29:28


De acuerdo con el artículo, pero todo en la TV no tiene porqué ser lo mejor de lo mejor de acuerdo a la crítica, de lo contrario la programación sería muy aburrida. Además casi nunca coincide la apreciación de la crítica con el gusto del público. Como decía Zumbado en uno de sus escritos, si la crítica dice que la película es buena no la veo.