Matanzas.—El Ballet Nacional de Cuba (BNC) iluminó este fin de semana a la ciudad de José Jacinto Milanés y Carilda Oliver Labra.
Hasta el más exigente de los matanceros debe agradecer la decisión de la afamada compañía de exhibir su arte en tierra yumurina, hecho que a la postre, por su bonito resultado y por la calidez del público, «engrandece, alimenta al artista, al coreógrafo y al bailarín», sostuvo Viengsay Valdés, la directora general del BNC.
El concierto danzario fue un compendio de un programa combinado, con coreografías de cubanos y extranjeros, y donde se destacaron los ballets Suite generis, de Alberto Méndez, La muerte de un cisne, así como el dúo de amor de Otelo y Desdémona en Prólogo para una tragedia, de Brian Macdonald, y Love Fear Loss, inspirada en la vida de la cantante Edith Piaf, entre otras piezas.
La gran bailarina cubana dijo que resultó muy alentador, y un buen momento para que las jóvenes figuras demostraran su valía en roles protagónicos en tan magnífico escenario.

La presentación se inició con la inauguración de la muestra fotográfica Detrás del telón, del artista estadounidense, John Rowe, la cual nos deja la impresión de que tras bambalinas también ocurren cosas dignas de contar.
En ocasión de la privilegiada oportunidad, la dirección de Cultura en el territorio entregó a la Compañía la distinción La Tórtola, premio que de algún modo consigue plasmar el afecto de los matanceros por la compañía fundada por Alicia, Fernando y Alberto Alonso, y que actualmente dirige Viengsay Valdés.
En gratitud, la primera bailarina dijo que se trata de un gran reconocimiento al esfuerzo de los bailarines en tiempos de pandemia, que ahora mismo tienen muchas ansias de bailar.
Observó que se trata de intercambios favorecedores de la vocación en los más jóvenes, por la oportunidad de ver desde bien cerca la fragua y crecimiento del bailarín.

Al término de las presentaciones y conmovida por la grata acogida de cada una de las funciones, la directora general del BNC prometió un pronto regreso al matancero Teatro Sauto, «un escenario que tiene algo muy especial y que aporta porque engrandece al artista», había dicho justo antes de iniciar el concierto.
Será quizá la posibilidad de aquellos que ahora no alcanzaron entradas y quedaron en las afueras del teatro, lamentándose de no poder disfrutar del magnífico arte de esos artistas que este fin de semana «alumbraron» a la ciudad de Matanzas.

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