Santiago de Cuba cumplió con Electo Silva al insuflar nueva vida a su memoria con la realización del 34to. Festival Internacional de Coros que honra al músico creador de uno de los espacios de concertación más antiguos, fecundos y vigentes de la vida cultural cubana.
A los integrantes de la mayoría de la veintena de formaciones de México, Perú, Argentina, Venezuela, Canadá, Ecuador, Colombia, Costa Rica y República Dominicana que respondieron a la convocatoria les hubiera gustado hacer acto de presencia en la urbe oriental. También a los cantores de las muy calificadas agrupaciones de otras provincias del país.
Ante las limitaciones impuestas por la pandemia de la COVID-19, hubo que apelar a las plataformas digitales para que el encuentro fuera posible, y dejara como ganancia huellas artísticas y solidarias y la convicción de que la música coral hermana pueblos.
Esa brújula orientó siempre la incesante actividad musical, pedagógica y promocional de Electo Silva (1928–2017), fundador del Orfeón Santiago y la Coral Universitaria, autor de notables partituras y arreglos vocales incorporados a los repertorios de colectivos cubanos y de decenas de naciones, así como de pautas metodológicas para la enseñanza del canto.
En manos de su sucesora al frente del Orfeón, la maestra Daria Abreu, estuvo la organización del evento. Al agradecer el apoyo de los directores y cantores extranjeros comprometidos con el foro, destacó que ello es producto de la admiración y el respeto por los logros de la cultura cubana y la capacidad popular de resistencia y creatividad.
Durante la sesión de apertura, protagonizada por el Coro Madrigalista, la coral Música Áurea y el Orfeón Santiago, en el Salón de los Vitrales, esta última agrupación recibió la acreditación del primer lugar conquistado el pasado diciembre en el Festival Internacional de Nueva Delhi por la interpretación de una versión de Mambo No. 5, de Dámaso Pérez Prado, concebida por la santiaguera Yurka González.
El foro recién concluido en Santiago exaltó y promovió los valores de la obra de los compositores cubanos Calixto Álvarez y Guido López Gavilán y se hizo sentir en varios sitios de la ciudad mediante intervenciones artísticas de cantores locales.
También propició acciones de superación por parte de conferencistas, así como momentos evocadores de la relación del compositor argentino Astor Piazzolla con el repertorio coral y el estreno, cinco lustros atrás, de la Misa a la Virgen de la Caridad del Cobre, de José María Vitier, acontecimiento subrayado en una comparecencia especial del músico y sacerdote santiaguero Jorge Catasús.












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