Un viaje al interior de una familia cubana en una propuesta narrativa de apreciable vuelo que sigue las pautas del género fílmico conocido por road movie. Por esos rumbos tomó el espacio sabatino de las tardes en Cubavisión Una calle mil caminos, a cargo de Magda González Grau, al estrenar el pasado fin de semana Silencio, de Yoel Infante.
Que haya llegado el material a la pantalla doméstica es de por sí algo a tomar en cuenta en medio de una producción audiovisual dramática deprimida por la pandemia del coronavirus. Que hayan sorteado las exigencias del desplazamiento por la geografía insular derivadas de la trama y el género, a base de innovadoras alternativas, dice mucho del interés del equipo de realización y la casa productora rtv Comercial por cumplir con el encargo de un programa, con formato de revista, enfocado en el tránsito de la adolescencia a la primera juventud y las coordenadas sicosociales, apegadas a las realidades cubanas, que se reflejan en procesos formativos y manifestaciones conductuales.
Antes de la proyección del telefilme, el espacio cumplió con el ritual introductorio, de la mano de la actriz Saray Vargas, a quien habíamos descubierto en la película Boleto al paraíso, de Gerardo Chijona, con entrevistas a varios jóvenes y una breve comparecencia de la especialista Arahazay Lami, del Cenesex. El tema se resumió en una ingeniosa transgresión de un dicho popular: si madre hay una sola, también padre es solo uno. Es decir, situaba al telespectador en el territorio de la paternidad responsable.
Solo que esta última no fue la única zona por la que transcurrió Silencio, telefilme con vida propia, como para tocar puertas y sensibilidades diversas e interesar a audiencias mucho más amplias de las que se supone conecten con Una calle mil caminos.
Desde el machismo como cultura que en la práctica corroe a hombres y mujeres y el establecimiento de relaciones de pareja sin la madurez necesaria para enfrentarlas, hasta la traición y el engaño en el entorno familiar se entretejieron en una historia consistente de cuentas pendientes, rencores y silencios, con un adolescente en el papel de víctima principal de la turbulencia, aunque casi todos en uno y otro lado de la familia están dañados.
De eso nos vamos dando cuenta a medida que avanza la obra, especie de viaje real y simbólico al origen del conflicto, lo cual constituyó un acierto indiscutible del guionista y director Infante, sustentado en la progresión de los nudos dramáticos y las convincentes actuaciones protagónicas del niño Hadyel Núñez y Carlos Luis González, a la cabeza de un elenco en el que volvió a estar inmensa Ana Gloria Buduén.
Cierto que al final todo se resuelve de manera expedita, incluso con un golpe de prestidigitación, al enviar a juicio al padrastro del muchachito. Sabemos que lo ideal no siempre es verosímil y que los mensajes alentadores huelen muchas veces a panfleto. No hace falta insistir en los últimos minutos del telefilme. Silencio cumplió y Yoel Infante creció.












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María E. Casas dijo:
1
17 de agosto de 2021
08:32:36
alexis abril lariño dijo:
2
17 de agosto de 2021
08:41:29
cary dijo:
3
17 de agosto de 2021
10:07:52
Laima dijo:
4
17 de agosto de 2021
20:56:38
Maikely dijo:
5
18 de agosto de 2021
15:56:42
Odalis Salazar dijo:
6
19 de agosto de 2021
16:42:16
Odalis Salazar dijo:
7
19 de agosto de 2021
16:44:17
María g Navarro dijo:
8
1 de junio de 2025
01:57:28
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