
Las voces de protesta ante la inclusión de Cuba, por parte del gobierno de los Estados Unidos, en la lista de países que promueven el terrorismo en el mundo, llegan hoy desde la Casa de las Américas, institución que refrenda los más importantes valores de nuestra cultura latinoamericana.
«En las difíciles condiciones de la actual pandemia, que nuestro país enfrenta con más solidaridad y mejores resultados que quienes nos agreden, la Casa de las Américas denuncia junto a todo nuestro pueblo esta acción que confirma que el mandatario saliente en los Estados Unidos es un baldón para el país que debió representar, y que su memoria no merece respeto alguno. Cuba lo sobrevivirá en pie, como ha hecho hasta ahora, y volverá a triunfar ante los desafíos que los tiempos le imponen».
Nuestro país fue incluido por primera vez en esa lista que reúne arbitrariamente a varios países como terroristas, a comienzos de los años 80, «en pleno ascenso del torbellino de la globalización neoliberal a la que Ronald Reagan arrastraba al mundo». Entonces, reconoce la declaración, «ni siquiera sus aliados euro-occidentales les secundaron y Cuba pudo avanzar en relaciones de colaboración e incluso en la renegociación de la deuda externa con sus acreedores en aquellos años. Pero la discreta flexibilidad que el gobierno de Carter había logrado propiciar en las relaciones bilaterales con La Habana se vio sensiblemente afectada»
Y continúa señalando: «Más de tres décadas vivió la Isla bajo los efectos de esta injustificada decisión, con total sordera de Washington a objeciones y sin argumento probatorio alguno, hasta que la administración de Barak Obama decidió levantar la injusta sanción.
Ahora, al cabo de cuatro años de una agudización enfermiza del acoso hacia nuestro país, sin reparar en el daño infligido a su población, ni en beneficio de tipo alguno para nadie, y a solo una semana de abandonar la Casa Blanca tras la derrota en el intento de relegirse a la presidencia, Donald Trump ordena a Mike Pompeo anunciar que ha vuelto a incluir a Cuba en esa oprobiosa lista».
Es esa inclusión, que llega a tan solo días de que Donald Trump culmine su mandato presidencial, «un gesto rabioso o, típico de la obcecación del autócrata ante las causas perdidas». De esta forma complace a una minoría anticubana que se «ha incrustado en la tradición conservadora de los Estados Unidos». Constituye también, evidencia de la hostilidad de las altas esferas norteamericanas contra la Mayor de las Antillas. (Redacción Cultural).
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