ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Huberal también recibió recientemente el Premio Anual de la Asociación de Músicos de la Uneac, por sus interpretaciones de la obra de Lecuona. Foto: Ismael Batista Ramírez

A los 91 años, el maestro Huberal Herrera pensó que nada más en esta vida lo sorprendería. Pero se equivocó. Recientemente este destacado pianista concertista, con 65 años de labor profesional, recibió el Premio Nacional de Música 2020, que le otorgó merecidamente el Instituto Cubano de la Música.

A los cinco años ya tocaba el piano en su Mayarí natal, y para ello tuvo que aprender a escribir y leer en tan solo un mes, condición que le puso su mamá si quería aprender a tocarlo. El artista contó a Granma que de niño se pasaba el día escuchando a una vecina tocar ese instrumento. Por eso se enamoró de él. A los 15, se graduó de piano en el Instituto de Segunda Enseñanza de Güines. Un año después, Luis Pérez Espinosa, entonces Ministro de Educación, lo nombró Maestro de Música y lo ubicó en la Escuela No. 40, en Marianao.

Pero a Huberal no solo le gustaba la música, y ya en La Habana ingresó en la Universidad. Se hizo doctor en Derecho y licenciado en Derecho Administrativo y en Derecho Diplomático y Consular. Para beneplácito de la música cubana, finalmente se decidió por hacer una carrera artística que le brindó la posibilidad no solo de recorrer el mundo y representar dignamente a su país, sino que le ha dado muchas satisfacciones, aun cuando no todos sus sueños hayan sido cumplidos.

«Actualmente soy, en Cuba, y posiblemente en el mundo, el músico que más interpreta la obra pianística de Ernesto Lecuona. En mi casa a todos les gustaba cómo tocaba, y lógicamente a mí también. Se escuchaba a través de un piano pianola que había en casa. Quizá porque las obras de él son más movidas que las que compusieron otros de nuestros pianistas tan destacados, eso llamó más mi atención. Llegué a ser su amigo y hasta toqué con él en algunos de sus conciertos. Desde que se dio a conocer fue un ídolo.

«En 1995, en el centenario de su nacimiento, en España, grabé por primera vez en el mundo el catálogo integral de obras para piano de Lecuona, contenido en un triple álbum producido por la Sociedad General de Autores y Editores.

Hasta hoy he seguido interpretando su genial obra, y mira qué cosa más curiosa: en mi país nunca he hecho ni un solo disco parecido, no de Lecuona, sino de ninguna de mis interpretaciones. Por una razón u otra, nunca se ha materializado este deseo».

En el repertorio de Huberal Herrera figuran obras del romanticismo europeo, de los nacionalismos latinoamericanos, de autores de las vanguardias del siglo xx, aun cuando su fervor se orienta una y otra vez a la valoración y promoción del enorme legado pianístico de Ernesto Lecuona.

Huberal no se considera compositor. En toda su carrera solo ha escrito muy pocas obras. Entre todas, dice, la que cree más lograda se titula Preludio y Son. Asegura también que, aunque ha ejercido la enseñanza, no ha sido esta tampoco su fuerte. Sin embargo, recuerda con cariño cuando, al principio de la Revolución, Alicia Perea lo llamó para que ayudara con su sapiencia a preparar a los futuros Instructores de Arte, y luego a los estudiantes de música de la ena.

Haber acompañado en el piano a Esther Borjas, Linda Mirabal o Alina Sánchez; trabajar para el Ballet Nacional de Cuba por tres años y recibir las enseñanzas de Alicia y Fernando Alonso; agradecerle a Bola de Nieve que le regalara el primer frac que usó en su primer concierto y tener aún las suficientes fuerzas como para seguir interpretando al piano la música cubana e internacional son cosas que le agradece a la vida. «Me siento muy feliz de recibir este importante premio. Yo he hecho muchas cosas por la cultura cubana, y lo seguiré haciendo hasta el final de mis días».

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Roberto dijo:

1

24 de diciembre de 2020

11:37:05


Merecido homenaje a quien a dedicado su vida a obsequiarnos su depurado arte. Felicidades Maestro

Pepe dijo:

2

25 de diciembre de 2020

21:27:39


Los alumnos egresados del Instituto de Segunda Enseñanza de Güines se graduaban de bachilleres, no de músicos. El apellido de aquel ministro de educación era Espinós, no Espinosa y la excepcional cantante cubana se llamó Esther Borja, no Borjas.