
Cuando se orienta la brújula en busca de las novelas cubanas imprescindibles de la recta final de la pasada centuria, la aguja apunta indefectiblemente a un texto que vio la luz en 1993, El polvo y el oro. Su autor era ya uno de los narradores de primera línea en el panorama contemporáneo de las letras en nuestro archipiélago, como lo ha confirmado con sus obras más recientes. De aquella, entre muchos y valiosos juicios, se ha dicho «es una de las novelas más ambiciosas y notables de la literatura cubana del siglo XX» y subrayado que «es esa gran novela sobre Cuba que nos revela sus secretos, la hipnótica conjunción de goce de los sentidos y la violencia» en la historia de la nación.
El pasado 11 de abril Julio Travieso cumplió 80 años. Para los tantísimos y fieles lectores del escritor nacido en La Habana, como para las instituciones encargadas de promover el libro y la literatura y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba a la que pertenece, hubiera sido una oportunidad singular sostener un encuentro con Travieso, para arroparlo y exaltar lo necesario y esencial de una cosecha cuyos valores crecen en el tiempo. Cuando dejemos atrás la pandemia y la vida recupere su estado natural, se hará el homenaje que desde estas líneas anticipadamente compartimos.
No se trata únicamente de llamar la atención sobre la fecha y lo que representa en términos de servicios a la cultura y experiencia acumulada, sino de señalar ganancias que nos han enriquecido en cada obra suya, desde que en los años 60 dio a conocer el volumen de cuentos Días de la guerra, primera estación de un repertorio narrativo que incluye novelas como Para matar al lobo, Cuando la noche muera, El enviado y Llueve sobre La Habana, y las colecciones de relatos Los corderos no beben vino y A lo lejos volaba una gaviota.
Una de sus más recientes entregas, El cuaderno de los disparates (Ed. Unión, 2018), despliega imaginación, humor e ingenio en cada uno de los 32 episodios donde el contrapunto entre la locura y la lucidez propician una lectura disfrutable.
En un diálogo sostenido un decenio atrás con su colega Alberto Marrero, Travieso declaró: «Hay autores que se pasan toda una vida repitiendo uno o dos temas, con algunas modificaciones, pero siempre, más o menos, en el mismo escenario. Yo no puedo ser así. Parto del criterio de que todo debe cambiar, en la literatura y en la vida, pues lo que no se transforma se inmoviliza y, a la larga, se pudre». Esperemos, entonces, los cambios –novedades– que todavía nos depara Julio Travieso.










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michael vazquez dijo:
1
14 de abril de 2020
01:57:54
Fidel Vascós González dijo:
2
14 de abril de 2020
07:38:46
Francisco Rivero dijo:
3
14 de abril de 2020
08:51:53
Tatiana zaldivar vaillant dijo:
4
15 de abril de 2020
08:29:37
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