La fiesta fílmica que cada año convierte a La Habana en un hervidero de historias llegadas desde cualquier rincón de América Latina y el mundo, ha echado a andar en la noche de este jueves 5 de diciembre en el Teatro Karl Marx. La 41 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, dedicada al centenario de Santiago Álvarez, los 60 años del Icaic y al aniversario 60 de la Revolución Cubana «insiste en presentar obras que abordan problemáticas como la vida y desafíos que enfrentan los pueblos originarios, la memoria histórica del continente, los reclamos en torno a los derechos de la mujer, las ingentes batallas libradas en los ámbitos de la cultura y la sociedad», afirmó Iván Giroud, presidente de este encuentro cinematográfico, en las palabras inaugurales.
En el acto estuvieron presentes la Sra. Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, y Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura de nuestro país. «Más que nunca necesitamos estos ojos que ven, estas miradas agudas de los cineastas», señaló la Sra. Audrey Azoulay, refiriéndose a la realidad que vive hoy el mundo, en particular América Latina.
Por primera vez en una edición del Festival se presentó el Ballet Nacional de Cuba, con la interpretación de Cascanueces, coreografía de Alicia Alonso, a quien se le rindió homenaje. Otro de los momentos significativos de la noche fue la entrega del Coral de Honor al director de cine y guionista cubano Manuel Pérez Paredes, por su contribución a la obra de varias generaciones de cineastas cubanos. El momento más esperado llegó con la proyección del largometraje de ficción La odisea de los giles, del realizador Sebastián Borensztein. Los protagonistas del filme, Ricardo Darín y Ricardo (Chino) Darín, junto a Morena Fernández, productora de la obra, asistieron a la inauguración, felices de ver su película junto a este «pueblo maravilloso».
COMENTAR
Responder comentario