ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Afiche de la película.

Cuarenta años está cumpliendo Desde el jardín, la sátira social y política realizada por Hal Ashby en 1979, y que lo reafirmó como uno de los directores fundamentales de lo que fue el renacimiento del cine norteamericano de los años 70.

Proveniente del mundo hippie,

Ashby trascendió por su visión artística contra el sistema y su audacia estilística, la que demostró al adaptar la novela de Jerzy Kosinsky, Being There (Estando allí), llevada al cine como Desde el jardín.  Kosinsky fue un polaco que después de escapar de las garras del nazismo llegó a Estados Unidos poco después de cumplir los 20 años y realizó toda su obra en inglés. A diferencia de Ashby, un verdadero «incómodo» para los valores tradicionales de su sociedad, el polaco-norteamericano no tardó en matrimoniarse con la hija de un millonario y ello le posibilitó aproximarse a las esferas dominantes de la nación, estudiarlas, diseccionarlas y luego convertir en sátira cuanto vio y captó.

Además de mantener una vigencia artística  impresionante, esta película –por lo que cuenta– pudo haberse filmado en los días  que corren,  porque la  esencia  de lo que critica poco ha cambiado.

Desde el jardín es la historia de un jardinero que nunca se ha asomado al exterior y vive totalmente apartado en un barrio pobre de Washington. Es analfabeto y su única obsesión, además de la jardinería, es ver televisión desde que se levanta hasta que se acuesta. La muerte de su patrón lo obliga a abandonar la residencia que ha habitado de por vida y a ponerse en contacto con «la calle», un  entorno que  para él resultará como una selva desconocida.

Ciertos acontecimientos llevan al jardinero a la mansión de uno de los hombres más influyentes de Estados Unidos y, a partir de ahí, se sucederán unos diálogos disparatados, en los que el jardinero hablará siempre de lo que sabe, la jardinería, pero en esas conversaciones lo  importante no es lo que escuchan los otros, los poderosos, sino lo que quieren y necesitan escuchar, aupados por la avidez de trazar un rumbo político favorable a sus intereses; de ahí que cada vez que el jardinero abra la boca, todo lo que diga –o más bien  lo poco que diga– se interprete como razonamientos filosóficos y analíticos de gran envergadura.  

El filme tiene numerosas lecturas, la mayor de ellas cómo es posible que un ser analfabeto, con evidentes problemas mentales y formado culturalmente a partir del bombardeo televisual que recibe, se convierta en la conciencia política, social  y  hasta económica  de Estados Unidos. Y más aún: en posible candidato a la presidencia de la nación.

Hay en el filme diálogos de doble sentido, situaciones clásicas provenientes de la alta comedia, un descorrer de cortinas hacia los mundos contaminados de las finanzas y de la Casa, un acto  sexual irrepetible de Shirley MacLaine  –atrevimiento cinematográfico para la época, luego copiado por algunas películas– y, para rematar, una mirada mordaz hacia  la ineficiencia de la cia y el fbi en rastrear quién es realmente aquel jardinero al que todos escuchan y aplauden.

Peter Sellers, el gran actor británico fallecido un año después de filmar Desde el jardín, es la tercera carta de triunfo de este filme. Él es Chance, el jardinero, y al mismo tiempo la parodia creada como el gran enigma de la política norteamericana. Él es la ternura, el discurrir ingenuo, la ambigüedad, la confusión, la vía directa para hacer creíble desde lo absurdo la estupidez humana en una  sociedad donde parece imperar la simplicidad  pragmática, pero abierta igualmente a la vanidad, la necedad, la trampa tras bambalinas  y el enredo.

Cierto que el jardinero Chance no parece haber nacido con demasiadas luces, pero esa televisión idiota de la que hablara el maestro  Fellini –y que hoy pudiéramos asociarla a  los medios, y a las nuevas tecnologías puestas con toda intencionalidad en función de la banalidad, la idiotez  y la  deformación de la personalidad– lo ha convertido en una víctima  dislocada entre la apariencia y la realidad.

En materia de creación artística, uno de los retos mayores es el vínculo arte-política, porque muchas veces la desmesura ideológica volcada en la obra, sin un rigor estético, puede conspirar en contra de su efectividad. No es el caso de Desde el jardín, obviamente exagerada, pero aunque parezca una falsificación lo que estamos viendo, ello no es más que una sátira exprimida de la realidad, un entramado humorístico que,  finamente elaborado,  nos está diciendo que las altas esferas del poder norteamericano son en verdad las que gobiernan y mandan.

Es tanto lo que dice y sugiere Desde el jardín que el filme se ha convertido en tema de estudio en diversas universidades, una película que al paso de los años se yergue imperecedera, sin desdibujarse en el tiempo, y así debe ser mientras nuevos políticos disfrazados de Mesías sigan llegando a la Casa Blanca.

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Ángel dijo:

1

10 de octubre de 2019

04:50:30


Excelente comentario y excelente película.

Ileana dijo:

2

10 de octubre de 2019

09:54:10


Ojalá transmitan por la televisión la presentación de la película, pues siempre es una enseñanza para el público que le sigue

Roly dijo:

3

10 de octubre de 2019

10:37:59


Muy bueno que se transmita por TV, dado el importante mensaje que lanza este filme que invita a reflexionar sobre una realidad vigente y de pretensiones hegemónicas.

Lenner dijo:

4

10 de octubre de 2019

10:57:08


La película e muy buena y da tremenda enseñanza

Lenner dijo:

5

10 de octubre de 2019

10:57:40


Esta película e muy buena y da tremenda enseñanza

Tato Peres dijo:

6

15 de octubre de 2019

22:29:09


Excelente comentario y formidable la película