Con la hendidura de su escalpelo en las zonas más putrefactas del cuerpo social de Estados Unidos, la miniserie de la ecléctica y prolífica cadena Netflix Así nos ven, que ha pasado los domingos en la noche el canal Cubavisión, estampa un zoom directo, libre de toda condescendencia, parcialidad o sensiblería, al mecanismo legal y penal yanqui, al racismo de muchos estadounidenses en posición de poder y al apetito omnívoro, tanto de los medios como de los multimillonarios que condicionan la dirección del país por controlar las matrices de opinión a favor de sus respectivos intereses.
Así nos ven (2019), de la realizadora Ada DuVernay, nos sorprende gratamente y se sumerge, con convicción inusual para este tipo de materiales, en la gran engañifa nacional, en la cual se convirtió el célebre caso de los Cinco de Central Park.
Mediante un relato realista, la propuesta redescubre a la opinión pública los intersticios de uno de los errores penales más vergonzosos de la historia de Estados Unidos, que no fue un error, sino una descarada conjura trilateral de policías/comisarios, fiscales/jueces, medios/políticos para inculpar a cuatro niños y adolescentes negros, y a uno hispano, de la salvaje violación e intento de asesinato de una corredora blanca, en el Parque Central de Nueva York, durante la noche del 19 de abril de 1989.
Como el episodio 2 se encarga de subrayar, mediante material de archivo de loable evidencia, el magnate de bienes raíces, Donald Trump, resultó uno de los impulsores fundamentales de la injusta condena de perfil racista, por espacio de diez a 14 años, de niños negros, para quienes el actual mandatario estadounidense pidió hace tres décadas la pena de muerte; y en tal sentido costeó anuncios en los periódicos nacionales para atizar el odio.
Los dos primeros episodios exponen los hechos y desarrollo del amañado proceso legal. El tercero, con unos 25 minutos iniciales reiterativos, aborda la difícil reintegración social al salir de la cárcel a un sistema que está configurado para nunca asimilar a los exconvictos. El cuarto, menos sólido que los demás, está centrado de forma muy puntual en el salvajismo carcelario practicado contra uno de los jóvenes.
Al cierre del capítulo final, la obra producida por Oprah Winfrey y Robert De Niro, consigna que Korey Wise, Raymond Santana, Kevin Richardson, Antron McCray y Yusef Salaam, los Cinco de Central Park, fueron exonerados, en 2014, cuando el Estado de Nueva York los indemnizó de forma conjunta por 41 millones de dólares. Eso ocurrió solo 12 años después de que el real violador y causante de las graves lesiones a la corredora nocturna, Matías Reyes, confesase su culpabilidad.
Ni 41 millones ni todos los dólares de la nación podrían compensar la cuchillada a la inocencia que significó ese abuso abierto (con estos chiquillos, juzgados a dedo, se violaron todos los procedimientos legales y cada una de las normas de Derecho de Estados Unidos) practicado por policías, jefes de recintos y fiscales de Nueva York. Constituyó uno de los más comentados casos de racismo policial y discriminación de toda la historia del sistema judicial estadounidense.
Ni 41 millones ni todo el oro de la Reserva Federal podrían devolverles lo arrebatado, por largos años, a estos cinco niños que vivieron experiencias traumáticas en reformatorios y cárceles, ubicados a lo largo del país, que troncharon su adolescencia, su juventud y conocieron la humillación de por vida, justo hasta 2014, cuando el sistema, muy tardíamente, reconoció su colosal fallo.
COMENTAR
Mimisma dijo:
1
8 de octubre de 2019
09:14:29
lópez dijo:
2
8 de octubre de 2019
14:18:33
alina dijo:
3
8 de octubre de 2019
14:32:25
Responder comentario