ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La británica Juego de tronos –ocho años viendo crecer a los dragones– arrasó con las audiencias donde quiera que se exhibió. Foto: Fotograma de la serie

Como en otras tantas televisoras del mundo, los seriales inundan nuestras pantallas.

Los hay buenos y menos buenos, casi todos desprendiendo excelentes facturas, señal del respaldo económico con que se lanzan al ruedo competitivo, siempre con  las miras puestas en enganchar audiencias.

Serial que no enganche, o deje de enganchar, serial liquidado (tal pudiera ser el caso de CSI y La ley y el orden).

Me basta recordar la euforia de mi padre cuando me hablaba de Rocambole, el héroe francés que lo convocaba cada domingo a los cines de madera del Vedado, allá en los años 20 del pasado siglo, presto él a no perderse uno solo de aquellos episodios del héroe francés creado por Pierre Alexis Ponson du Terrail en el siglo XIX y rápidamente asumido por el cine silente.

La televisión le arrebató al cine las riendas de los seriales, y los que en la década de los 50 fueron niños recordarán las emociones de cada tarde al sentarnos a ver las aventuras de Flash Gordon, ciencia ficción de cartón y yeso pletórica de seres antagónicos de una sola pieza.

Para hacerle  frente a la atracción de los seriales, el cine se fue haciendo cada vez más fastuoso desde el punto de vista del espectáculo y los costos de producción aumentaron en cifras inimaginables. El serial televisivo se vio obligado entonces a dejar de cuidar la moralidad de sus productos y hacer menos ostensible la edulcoración de sus historias, esquemas que fue dejando atrás luego del denominado «fin de la Guerra Fría».

Desde hace años, reconocidos actores que no aceptaban trabajar «para la televisión» empezaron a recibir ofertas que los dejaban sin aliento y lo mismo sucedió con guionistas y directores. Hoy puede apreciarse que muchos de esos seriales son filmados con componentes artísticos de primera línea, lo cual no quiere decir que recursos dramáticos provenientes de la vieja escuela se sigan utilizando como pulsión conmovedora.
Cine y televisión también han estrechado alianzas en el campo productivo y ya no es algo fuera de lo común que una película se convierta en serial, o viceversa.

El contacto periódico hace que el público de los seriales se identifique no solo con la trama –vigorizada en constantes giros–, sino también con los personajes que, en buena medida,  han dejado de ser esquemáticos (o casi) para tratar de vestir el  ropaje de la complejidad artística, tan apreciada en cualquier obra. Ello sin que esos seriales –la mayor parte de factura estadounidense– dejen de ser representativos de una cultura, ideología, y visión de la vida, signada no pocas veces por la clásica «americanización del héroe».

Y está el enganche madurado al paso de los días; espectadores atrapados por el «¿qué traerá hoy mi serie?», que difícilmente levantarán la cabeza para interesarse por una excelente oferta cinematográfica que –mal promovida– se esté presentando a esa misma hora en televisión.

Cabe entonces preguntarse cuántos buenos, y menos buenos seriales, le estarán restando audiencia a películas trascendentes, de esas que, exhibidas en cualquier cine del mundo, se paga por verlas.

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Francisco Ruiz dijo:

1

16 de septiembre de 2019

06:48:17


Amigo Pérez. Soy profesor de Física hace 50 años y le he ido incorporando más elementos a mi vocación pedagógica. Ahora soy profesor de Matemática, cosa casi natural; de computación y de ajedrez. Las películas son mi otro entretenimiento junto con la música. No puedo perder tantas horas de mi vida siguiendo novelas y seriales. Y sí ese Flash está gordo o flaco. El cine cubano le está debiendo al pueblo un montón de películas. Y la TV cubana es, simplemente GUSANA. Sólo veo el deporte, con el volumen en cero, y las muy pocas películas que pasan. Las noticias las prefiero por radio. La película de Capablanca es un bodrio ofensivo al mozart del ajedrez. Y en Trás la huella, imitación rídicula de CSI, se violan constantemente los derechos de los ciudadanos. Con nuestra nueva constitución no pueden pasar ni un capítulo más. Para no hablar de que los televisores ya se saben de memoria la historia de Nacho General, lo han ido subiendo en el grado, y los Lorencito. No es que falten recursos. Falta creatividad y ganas de defender lo nuestro. Pasan hasta los animados de Tío Rico Mac Pato. Gusanería.

El boris dijo:

2

16 de septiembre de 2019

07:37:07


Las dos cosas pueden convivir los seriales han enriquecido la programación televisiva y los hay muy buenos

emilia santiesteban infante dijo:

3

16 de septiembre de 2019

09:49:02


Muy bueno su comentario .Las series a veces son de varios capítulos y si pierdes uno es difícil ponerte al corriente .Multivision a mi modo de ver se ha excedido en esto de las series. Tenemos películas de sobra ,incluso sin repetir.

ILR dijo:

4

16 de septiembre de 2019

11:42:42


No siempre el horario laboral permite dar continuidad a los seriales y novelas. Prefieron las películas que se completan en 1, 2 ó 3 horas.

JOSECARLOS GARCIA JACOMINO dijo:

5

16 de septiembre de 2019

13:10:15


PERO AQUI NO LAS PONEN.PROFE...con su honrosa excepcion .grAcias por poner "LORO" (SILVIO Y LOS OTROS.) Y EL CANERO...

JORGERV dijo:

6

16 de septiembre de 2019

13:28:10


Sobre todo si continuan con las series Japonesas y Koreanas, por favor....

Yunita dijo:

7

17 de septiembre de 2019

09:45:15


Series o películas? Pienso q con sus convergentes caracteristicas,ambas son opciones muy buenas para los diversos gustos d los televidentes,lo q si considero es q debemos explotar un poco más nuestro rico elenco d actores directores y guionistas en la creación d nuevos materiales,aun cuando se sabe el gasto económico q conlleva y el tiempo,pero también podemos retransmitir muchas d las tantas películas buenas q hemos creado y no darle tanto protagonismo a series absoletas d otras nacionalidades q actualmente no están en transmisión