ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Guillermo Tomás, Gonzalo Roig e Igor Corcuera: línea de continuidad al frente de la Banda Nacional de Conciertos de Cuba.  Foto: Jorge Oller e internet

Ciento veinte años después de su estreno, la Banda Nacional de Conciertos  de Cuba, BNCC, tiene mucho que celebrar. Integrada mayoritariamente por jóvenes talentos, egresados de los conservatorios del sistema de la enseñanza artística y bajo la conducción del también joven maestro Igor Corcuera, es la misma, y a la vez, muy diferente agrupación que ofreció su primer concierto público el primer día de septiembre de 1899.

En los tiempos actuales no se ha limitado a ocupar el espacio que le corresponde en la Plaza de Armas, en el centro histórico de La Habana, los viernes en la tarde, donde dignifica, a tono con la experiencia histórica, la tradición de las retretas.

En una apreciable dinámica que multiplica su proyección pública, la BNCC ha escalado a la escena del teatro Martí para festejar el primer lustro de la reapertura del recinto y, descendido a su foso, para servir de soporte a la representación de la zarzuela María la O, de Ernesto Lecuona, por el Teatro Lírico Nacional.

Incluso, luego de que Corcuera asumiera las riendas de la institución, irrumpió en el festival de La Habana de música contemporánea de la Uneac con una obra performática de José Loyola, que rompió moldes prestablecidos.

La línea fundamental de su repertorio se mantiene: oberturas, pasodobles, contradanzas, danzones, suites de música cubana y piezas universales habitualmente asociadas a ese formato, pero también se han ido renovando las fuentes y los aportes.

Graduado de trompeta en el conservatorio Amadeo Roldán y de dirección orquestal en la Universidad de las Artes bajo la tutela de Jorge López Marín, dirige la BNCC desde 2014.

Detrás de sí pesa la historia de otros directores de la institución, entre los que cabe recordar a Modesto Fraga, Emilio Reinoso, Manuel Duchesne Morillas, Manuel Duchesne Cuzán (uno de los mejores conductores sinfónicos de todos los tiempos en nuestro país), Rogelio Zamora, Blanca Rosa Perdomo, Enrique Pardo, Wilfredo Gelabert, Francisco García Caturla, Rodrigo Prats, Guillermo Valverde, Moisés Hernández,  Rafael Díaz Carter y Verónica del Puerto. Y claro está, en el centro, el inmenso Gonzalo Roig.

Banda Nacional de Conciertos de Cuba. Foto: Dunia Álvarez Palacios

La Banda se agrupó por primera vez en agosto de 1899 y, como se ha dicho, debutó en septiembre bajo la dirección del maestro Guillermo Tomás y con el nombre de Banda de Música Municipal del Cuerpo de Policía.

Eran los días de la nefasta intervención militar estadounidense, que frustró la plena independencia de la Patria por la que tanto lucharon los mambises. Antes de que concluyera la indeseada intromisión y se decretara el inicio formal de la etapa republicana, la agrupación viajó a la ciudad estadounidense de Buffalo, donde ofreció 72 funciones, y al regreso dejó atrás el vínculo con el organismo policial y se rebautizó como Banda Municipal de Música de La Habana.

Tomás había nacido en Cienfuegos un día que después gravitaría como jornada gloriosa para la nación: el 10 de octubre de 1868. Luego de la fundación de la Banda, preocupado por la formación integral de aquellos músicos, fundó en 1903 la Escuela de Música O´Farrill, que más tarde sería el Conservatorio Municipal de La Habana, nombrado en la actualidad Conservatorio Amadeo Roldán, nos recuerda el compositor Juan Piñera, quien señala otras hazañas culturales de Tomás en un medio que no favorecía el arte, como haber dado a conocer entre nosotros la obra de Claude Debussy cuando este era un compositor en activo, estrenar en la Isla nada menos que Muerte y transfiguración, de Richard Strauss.

Con conocimiento de causa, Piñera acota que «posiblemente La música en Cuba, que entregó Alejo Carpentier, no hubiera existido sin el antecedente de Acotaciones para una Historia de la Música en Cuba, de Guillermo Tomás; esto nos lo informa el propio Carpentier».

De Tomás a Roig, y de  Roig a los jóvenes de hoy, la Banda es símbolo de tradición, continuidad y desarrollo.

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