ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Subterráneo (Underground), una serie que merece ser revisitada y mejor promovida. Foto: Tomada de Internet

En un verano abundante en series por el canal Multivisión, no debemos pasar por alto la transmisión de Subterráneo (Underground), que por su tema y realización artística mereció una promoción diferenciada.
Concebida por Misha Green y Joe Pokasky, para el canal estadounidense WGN en 2016, la serie remite al espectador a una época en la que estaba a punto de estallar la Guerra de Secesión en la vecina nación.

Las contradicciones entre el Sur esclavista y el Norte abolicionista no debe leerse como la pugna entre ideales, sino de intereses encontrados: el modelo de desarrollo capitalista exigía a esas alturas del siglo XIX dejar atrás la impedimenta del sistema de plantación basado en la mano de obra esclava a favor de la explotación del trabajo asalariado que asegurase nuevos potenciales para las fuerzas productivas. No hay que leer a Marx, basta con repasar a Adam Smith.

En medio de ese fuego cruzado estaban los cientos de miles de esclavos africanos, arrancados a la fuerza de sus tierras, y sus descendientes, sometidos a tratos infrahumanos. Como sucedió en Cuba y otras tierras de nuestra región, el cimarronaje era una alternativa. Pero como en varios estados del norte y Canadá podían ser libres, la huida hacia esos territorios se convirtió en una opción mucho más esperanzadora.

La serie despliega desde la ficción los avatares del recorrido de la fuga de los esclavos hacia la libertad. A esa ruta, que no era única, se llamó tren subterráneo. Senderos estudiados, estaciones de tránsito, casas de acogida y buenas voluntades de blancos y negros abolicionistas se conjugaron para estructurar una vía de escape que a mediados del siglo XIX había facilitado el traslado de entre 40 000 y 60 000 negros desde el sur, de acuerdo con estadísticas estimadas a posteriori.

El argumento se centra en siete mujeres y hombres que decidieron no soportar más el régimen esclavista, liderados por Noah y Rosalee. Interesante contrapunto entre ambos personajes, dado que cada quien ilustra dos puntos para nada divergentes en el drama de los africanos y sus descendientes en tierras estadounidenses, puesto que si el trabajo en el campo era aniquilador –máximas ganancias con menos inversión–, la esclavitud doméstica implicaba un grado de humillación y alienación que atentaba gravemente contra la dignidad.

Aunque, como serie que aspira a réditos en el consumo masivo, haya situaciones tópicas de manipulación sentimental y puntos de inflexión previsibles y manidos, hay que dar crédito al diseño de los personajes, con sus conflictos internos, dudas, debilidades y paradojas, tanto por parte de los esclavos y libertos como de los hacendados y esa especie tan repugnante que vendrían a ser lo que en Cuba conocemos por rancheadores.
La crítica señaló, además, cómo el afán de cumplir con las normas del entretenimiento llevó a una manera caprichosa de jugar con el tiempo y el espacio y espectaculares golpes de efecto, solo compensadas  por la fuerza de lo contado y la solidez de las interpretaciones.

Vale también la inserción en la trama de dos personajes históricos que desempeñaron un notable papel en aquella etapa y constituyen referencias ineludibles en el desarrollo de la conciencia cívica de la población afroestadounidense y de todos los que en esa nación luchan, al menos, porque la decencia y la justicia sean valores respetados. Se trata de Frederick Douglass y Harriet  Tubman, cuyas ideas y acciones deben ser entre nosotros más conocidas.

En Estados Unidos sorprendió la cancelación de la serie después de dos temporadas, a pesar de contar con el favor de un segmento apreciable de la audiencia. El canal adujo la necesidad de reestructurar la programación. Cierto fue que con Subterráneo se marcharon otras series, pero por qué eliminar una producción que llamaba la atención sobre una historia que explicaba muchas de las cosas que pasaron y continúan pasando en ese país.

El norte, los sabemos, no fue una solución. A fines de julio conmemoramos el sexagésimo aniversario de lo que la historia oficial estadounidense calificó como disturbios raciales en Chicago –en el norte– cuando en realidad aconteció una cacería contra los negros indignados ante la impunidad con que un policía blanco asesinó a un hombre de piel oscura que disfrutaba de un día de playa a orillas del lago.

Cuando se transmitían los últimos capítulos de la segunda y última temporada en Cuba, llegó a La Habana Danny Glover. Le comenté que seguía con interés Underground y me dijo: «No es la perfección, pero toca un asunto espinoso con mucha audacia. ¿Sabes que su productor principal es John Legend?». Recordé al músico y activista que ha alzado su voz contra el racismo exacerbado de Donald Trump, como lo hizo recientemente cuando el mandatario se explayó contra un político negro de la ciudad de Baltimore. Danny añadió: «Legend es de los que cree que un candidato como Bernie Sanders es el que nos merecemos».

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PP dijo:

1

16 de agosto de 2019

00:24:24


Ah! ¿pero esa era la última temporada? ¿Se acaba así? Pues parecía que tenía para más. ¡Qué lástima!

norkis dijo:

2

16 de agosto de 2019

08:37:02


Esa serie me gustó mucho, pasaba rato mirando el reloj hasta que comenzaba, es una lástima que se terminara