«Venimos a reencontrarnos con Nicolás Guillén y es bueno decir que no solo para hacerle un homenaje», expresó Alpidio Alonso, ministro de Cultura, en la peregrinación al Cementerio de Colón, donde descansan los restos del Poeta Nacional, como parte de las actividades que desde el pasado 10 de julio y hasta ayer, cuando se cumplieron 30 años de su partida física, se organizaron en honor del connotado intelectual.
En presencia de Roberto Montesino Pérez, vicejefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido, y de familiares y amigos, Alonso remarcó la importancia crucial de la poesía guilleniana dentro de la tradición poética de la Isla, una obra que «hunde sus raíces en lo más profundo del ser nacional» y «es, como él mismo la llamara, una poesía mulata», con la que por vez primera en nuestra literatura aparecen «personajes que nunca habían encontrado espacio en ella».
El Ministro recordó cómo los méritos y el nombre del poeta se expandieron tempranamente más allá del Caribe y del continente americano, y señaló que encontró en el son el vehículo para expresarse a plenitud. Refirió que, simultáneamente a la poesía de corte social, a sus grandes elegías y a la poesía satírica, Guillén escribió poemas de amor, y entre las cualidades más evidentes de su lírica, «profundamente arraigada en lo popular nacional», se halla la musicalidad.
A la extraordinaria acogida con que han recibido los músicos la obra de Guillén trabajada por autores, cultivadores de géneros y estilos diversos, dentro y fuera del país, también se refirió Alonso.
De continuar siendo «un incorregible» calificó Alonso a Guillén, cuya poesía y actitud siguen siendo ejemplo de coherencia intelectual y revolucionaria. «Puesta a prueba quizás como nunca, la cultura encuentra en él a un soldado de filas para las batallas presentes y futuras», afirmó.
ESTÁ EL BISONTE EMPRESARIAL
Está el bisonte imperial / sobre la tierra desnuda / cavando un hoyo de rabia / con su violenta pezuña. / El animal que digiere / cañaverales, y educa / con carbón y estaño y cobre / el vientre glotón, y suda / con sudores de petróleo / sus bárbaras calenturas, / olfatea el aire espeso / y apagar de un golpe busca / el trueno que lo ensordece / y el rayo que lo deslumbra. / Blanca paloma artillada / que en las olas se columpia, / sobre el Caribe nocturno / enciende sus sueños Cuba. / Los milicianos la visten / de pólvora y de ternura / y de hierro y de esperanza / y de granito y de espuma: / alta va en hombros del pueblo / sonriendo la patria pura. / Mira el bisonte la mar / con mirada de agua sucia; / la pezuña es ya un muñón / y aún cava la tierra dura. / ¡Ay, imperio, emperador, / bisonte sin sol ni luna, / el hoyo que estás cavando /será el de tu sepultura!
Nota: Granma vuelve a poner a disposición de sus lectores este valioso poema de Guillén, que fuera publicado en otra ocasión con incorrecciones atribuidas a una edición no confiable de una página de internet.












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