La edición 60 del Premio Literario Casa de las Américas, correspondiente a la institución homónima que creara la Revolución Cubana a «menos de cuatro meses de la victoria, el primero de enero de 1959» y el más antiguo de los certámenes hispanoamericanos, quedó oficialmente inaugurado ayer en la sala Che Guevara del centro, en presencia de Víctor Gaute, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido; y Alpidio Alonso, ministro de Cultura, entre otros distinguidos intelectuales.
Las palabras inaugurales, pronunciadas por el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, presidente de Casa de las Américas, reverenciaron el papel ineludible desempeñado por Haydée Santamaría, fundadora de la Casa, y la generosa luz y buen tino de la Revolución, responsable de felices acontecimientos culturales, cuyas resonancias alcanzaron desde entonces la región.
Refiriéndose a Haydée, «una criatura que ya era una leyenda», indicó que «con su pasión revolucionaria, su audacia, su inteligencia, su sensibilidad, su don para dirigir, creó nuestra institución, y la marcó para siempre. Es nuestro privilegio que esta seguirá siendo su Casa», dijo, y subrayó que todos, desde los primeros trabajadores hasta los muy jóvenes, que no la conocieron, «sienten el orgullo de trabajar en la que fue, es y será la Casa de la heroína del Moncada, la Sierra Maestra y la lucha clandestina; de quien, con su hechizo y su fe, atrajo a nuestra causa a muchos de los mayores escritores y artistas de nuestra América, e incluso más allá de sus fronteras».
Retamar recordó las palabras inaugurales del cantautor Silvio Rodríguez, en la pasada edición del certamen, cuando expresó que al haber fundado la heroína esta casa, y ser obra suya, lo era también de José Martí, a quien ella y Fidel, y todos sus seguidores, consideraron siempre el Maestro, e insistió en que quienes han sucedido –«jamás sustituido»– en sus responsabilidades a Haydée, el pintor Mariano Rodríguez y él mismo, han sido leales a sus orientaciones.
Más adelante el poeta aseguró que «la fecha en que se otorgó por vez primera este Premio Literario, 1960, no es un fecha vacía ni azarosa. Los años inmediatos verían la acogida mundial de la literatura de nuestra América». Los motivos no serían estrictamente consecuencia del Premio, pero tampoco se podría «negar que ambas realidades (el Premio y la mencionada acogida mundial) se remiten al acontecimiento que hizo entrar nuestra historia local (…) en la gran historia. Me refiero, claro está, a la Revolución Cubana, que atrajo la atención del orbe sobre nuestro subcontinente, y en consecuencia sobre nuestras letras», aseguró.
Para el poeta fue pertinente rememorar que «en la década de los 60 del siglo pasado un conjunto sin duda muy valioso de narradores latinoamericanos fue objeto de un espectacular reconocimiento planetario» y que «no pocos escritores y escritoras del área han admirado la Revolución Cubana, y además han colaborado en diverso grado, a menudo muy estrechamente, con la Casa de las Américas, aunque no faltaran quienes se apartaran luego de ambas (la Casa y la Revolución), a pesar de lo cual seguiremos apreciando sus obras».
Los nombres de Alejo Carpentier, Manuel Galich, Julio Cortázar, Mario Benedetti, Gabriel García Márquez, Eduardo Galeano y Roque Dalton, a sabiendas de que solo citaba a unos pocos, fueron enunciados por Retamar para enorgullecerse de que «muchísimos autores y autoras latinoamericanos y caribeños, entre los más valiosos, se sienten vinculados con nosotros, o murieron fieles a los ideales de la Casa y de nuestra Revolución» (…), «una revolución que, como todas, no es un paseo por un jardín; al igual que cualquier creación humana, no está exenta de errores, que rectifica, y ocurre a 90 millas del imperio que nos ha agredido de mil formas, incluyendo el bloqueo criminal más dilatado de que se tiene noticia, y no cesa de amenazarnos», comentó.
Aprovechó para reconocer a personalidades como «Noam Chomsky, a quien he llamado Bartolomé de Las Casas de su propio imperio», quien es de ese país donde muchos otros «han defendido y defienden con valor causas nobles».
Para concluir, Retamar reconoció con absoluta justicia a Marcia Leiseca, «a quien, después de Haydée Santamaría, debe más la Casa de las Américas», actualmente vicepresidenta de la institución.
La ocasión fue propicia para presentar los jurados de novela, poesía, ensayo histórico-social, literatura brasileña, literatura para niños y jóvenes y premio de estudios sobre latinos en los Estados Unidos, quienes determinarán los respectivos ganadores entre las casi 600 obras en competencia. (M.S.R)
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