La sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba se convirtió este 13 de septiembre en una sala de cine –en un guiño a la celebración en la Isla del 40 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano- con el concierto único ofrecido por el cantante español Santiago Auserón, conocido como «Juan Perro», con el acompañamiento de la orquesta Sinfónica Nacional de Cuba dirigida por el maestro Enrique Pérez Mesa, «todo un equipo de músicos clásicos de primer nivel internacional», como los llamó varias veces en el tiempo que duró su actuación en La Habana.
En una sala totalmente llena, el compositor, productor musical, y filósofo, desgranó poco a poco cada una de las 16 canciones que conformaron la presentación de su último CD: Vagamundo, de su propio sello discográfico La Huella Sonora, magistralmente arregladas por Amparo Edo, quien llevó al pentagrama cada gota de sentimiento del autor de Río negro, tal como él se las pidió, para construir una incalculable e inimaginable banda sonora, que al menos a este redactor sorprendió agradablemente y le recordó la actuación de Humphrey Bogart, en el filme estadounidense Casablanca, del director Michel Curtis.
Creo que mucho contribuyó a ello la propia imagen que adoptó el destacado músico con su perfecta teatralidad en el escenario y la complicidad de los geniales músicos cubanos y de su director, el maestro Enrique Pérez Mesa. Una vez finalizado el concierto el Maestro comentó a este periodista el reto que significó acompañar a Santiago Auserón, dada la calidad de los arreglos y las letras a interpretar, todas verdaderas poesías, el cual aceptó y superó con creces en una noche inolvidable de canciones populares españolas donde no faltó la referencia a la Isla de parte de Juan Perro, en la guajira Fonda de Dolores, recuerdo de su primera visita a la provincia de Santiago de Cuba.
Nanas, habaneras, blues, jazz, sones, hechos con fuerza, pasión y sobre todo, amor, inundaron la noche y fueron a clavarse en la memoria de quienes, devenidos cómplices del cantor, compartimos cada una de sus letras, con ese sentimiento de que aunque fueran nuevas nos parecieran que ya las conocíamos hace muchos años.
Esa es precisamente la magia de este gallego que llegó a Cuba hace ya muchos años para quedarse con sus canciones en el corazón de los cubanos. Fue un sueño cumplido, dijo Santiago emocionado al público cubano y extranjero que lo acompañó en esta nueva aventura en la llamada Isla de la Música, que no será la última, afirmó.
Río negro, Pies en el barro, Duerme Zagal, El mirlo del pruno, El Forastero, El carro, No más lágrimas, Luz de mis huesos y El desterrado hasta El canto del Sol, fueron canciones, que a pesar de estar en el repertorio de Santiago Auserón, el músico «vistió» de nuevo de la mano de Amparo Edo, del maestro Enrique Pérez Mesa y la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba.
Juan Perro echó al viento con toda su humildad la historia de su vida, de «vagabundo – vagamundo» en La Habana. ¿Cuál será su próxima banda sonora? Habrá que preguntarle al tiempo.
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