ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y Sergio Corrieri comparten momentos memorables. Foto: Tomada de Internet

Manicaragua, Villa Clara.– Cincuenta años después de fundado aquel seis de noviembre de 1968, cuando los actores Sergio Corrieri, Gilda Hernández y un pequeño grupo de seguidores arribaron a las montañas de Guamuhaya para protagonizar una experiencia inusitada, el Grupo Teatro Escambray (gte) continúa como un referente de lo mejor de nuestra tradición teatral.
Aquellos jóvenes y otros algo más experimentados artistas, venían decididos a cambiar la suerte de las artes escénicas en Cuba, alejadas hasta entonces de las transformaciones socioeconómicas que se producían en el país al calor de la Revolución triunfante.
Corrieri y Gilda llegaban de Teatro Estudio, donde había determinadas inquietudes respecto al divorcio entre lo representado en escena y los problemas cruciales que vivía la sociedad, razón que los llevó a pensar en buscar un lugar para realizar un experimento que rompiera con dicha separación. El sitio escogido fue precisamente el Escambray, que era una de las regiones más atrasadas y violentas de Cuba, la cual acababa de vivir la guerra contra el bandidismo.
Así fue como nacieron La Vitrina, de Albio Paz, puesta en escena en febrero de 1971, en la que el público participaba colectivamente en la solución de la trama planteada; El juicio, de Gilda Hernández, uno de los experimentos más interesantes de participación de los espectadores en la trama, además de Ramona, La emboscada y Los novios, de Roberto Orihuela, así como Molinos de viento, entre otras propuestas.
Portadores de una manera original de hacer teatro, el Escambray se mantiene hoy como un grupo imprescindible de la escena cubana, adaptada a los nuevos tiempos que vive el país, esta vez de la mano de Rafael González, su director, quien ha dicho que aunque la esencia es la misma, el cambio de contexto ha  implicado cambios en los códigos teatrales utilizados, por situarse frente a públicos diversos con otro nivel cultural.
En esa marcha hacia el futuro, el gte ha logrado abordar con acierto otros asuntos también importantes de nuestra cotidianidad, como los problemas vinculados a la ética, la pérdida de valores, los conflictos laborales y de pareja, además de otros asuntos de la sociedad cubana; aunque sin perder la brújula del trabajo comunitario, esencia de su labor dentro y fuera de Cuba, como lo demostraron en Venezuela como parte de la Misión Cultura.
Para González, ellos han sido mucho más que una simple conjunción de actores que han vagado por lomas y comunidades para contar historias; porque más allá de esos propósitos, han resultado una gran academia y un centro de entrenamiento para quienes se inician en la actuación y la dramaturgia, en especial, de los jóvenes graduados de nuestras escuelas de arte, quienes encuentran allí experiencias enriquecedoras.
Medio siglo después de fundado, habrá que decir que mucha razón tuvo la doctora Graziella Pogolotti –investigadora sociocultural que asistiera en sus inicios al prestigioso colectivo– cuando expresó que el Grupo de Teatro Escambray preservó la esperanza en los años difíciles de los 70 y en los verdaderamente duros del periodo especial, porque ahí ha seguido alentando la corriente profunda de nuestra tradición teatral.

Una presentación reciente del Grupo Teatro Escambray. Foto: Tomada del perfil de Facebook del grupo.
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