Al morir el pasado martes tenía Natalia Herrera 95 años cumplidos y de no ser por los fidedignos datos que develan la fecha de su nacimiento, nadie lo habría creído. Vitalidad y pujanza, condiciones ambas de las que se nutre la juventud, fueron votos que acompañaron la existencia de esta mujer, que deja con su partida un espacio insustituible en el corazón popular cubano.
La radio, el cine, el teatro, la televisión, el espectáculo humorístico se les dieron a manos llenas a esta multifacética actriz dotada también de una voz a la que le extrajo jugoso trigo.
El programa Humo del recuerdo, dedicado a la transmisión de obras del Teatro bufo, acogió en 1952 a la joven que se convertiría más tarde en una de las más versátiles artistas cubanas y quien resultara ganadora con apenas 14 años en un concurso de interpretación en La Corte Suprema del Arte.
Muchos son los trabajos que podrían citarse de su primera etapa en el medio televisivo, entre ellos el Show del mediodía en el canal 6 de la tv, dirigido por Amaury Pérez García; en los programas Cuba ríe con Cristal, y Garrido, Piñeiro y Natalia; sin embargo, entre el público que hoy siente su partida, los mayores la recordarán en programas como Noche cubana y Juntos a las 9; mientras que los más jóvenes podrán escoger –a fuerza de sus muchas actuaciones– entre los espacios más recientes el que mejor les permita evocarla.
La risa volverá a los rostros de quienes la ubiquen en San Nicolás del Peladero, donde haciendo de la hermana de Remigia, la alcaldesa, animó las noches hogareñas de jueves, o la rememoren en sus personajes de la Mami Chula, o la mujer de Cheo Malanga, interpretado por el inolvidable Enrique Arredondo.
Propuestas como Cuentos, Palmas y Cañas, Horizontes, Teatro icrt, Los domingos no están contados, Todos estrellas, La Rebambaramba y muchas telenovelas, entre ellas Las impuras, inspirada en la obra de Miguel de Carrión, dejaron ver las dotes histriónicas de una mujer que recibió junto a importantes avales, el amor de un pueblo que reconoció en sus actuaciones el trabajo perfecto de cada situación artística en la que tuvo que desempeñarse.
No faltarán quienes, por estos días, en que la televisión cubana rueda Tras la huella, la rememoren en algunos papeles que sin ser los protagónicos matizaron oportunamente la trama en otras ediciones de la serie, y en Día y noche, policiaco dirigido por Abel Ponce.
Un arsenal de personajes denota su trabajo en las tablas, donde cuentan obras defendidas por la Compañía Cha Cha Chá –por solo citar los primeros acercamientos– hasta espectáculos humorísticos en el Teatro Karl Marx, entre ellos, La Esclava contra el Árabe y El Bateus de Amadeus, ambos de Virulo.
La pantalla grande contó con Natalia para integrar el elenco, entre otros, de filmes como Guantanamera, de Tomás Gutiérrez Alea; Zafiros, locura azul, de Manuel Herrera, Las profecías de Amanda, de Pastor Vega, y Tropicana, un paraíso bajo las estrellas, de Gerardo Chijona.
Su talento y vocación pedagógica la condujeron a fundar en 1987 una brigada artística de aficionados donde se reverenciaba el Teatro bufo y afloraban personajes como el negrito, la mulata y el gallego, con disímiles presentaciones. Escenarios internacionales como los de Venezuela, Brasil, Argentina, Puerto Rico Etiopía y Angola, entre otros, se prestigiaron con la gracia de Natalia Herrera y guardaron en esos lares la huella de la emoción que transmitió en cada entrega.
Muchos son también los reconocimientos que mereció, entre ellos, la Distinción Majadahonda de la Uneac, por su aporte artístico a la causa internacionalista; el Premio Nacional de Humorismo y la condecoración como Artista Emérita de la Radio y la Televisión Cubanas.
Pero hay otro que no lleva galardones ni se registra en un inventario que acopia el resultado de una historia de vida. Lo garantiza la emoción que se siente al pensarla, con su sonrisa «dulce…, picante…», para usar palabras suyas al elogiar al Canal Habana, en un spot que se encargó de dejarnos bien viva su imagen campechana y franca.
Suficientes razones cuentan para que Natalia nos siga mostrando su magisterio. No habrá que esperar a las reposiciones ni a que el spot citado la coloque sin permiso en cada casa cubana. Algo tienen los artistas que no se van del todo cuando parten. Tal vez sea que en sus personajes la gente se reconoce o se reencuentra. Natalia es de esas que alguna vez vistió nuestra piel, o es quien un día hemos sido. Cuando eso sucede no es posible el adiós definitivo.
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Dieudome dijo:
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6 de julio de 2018
03:32:53
Carlos Alberto dijo:
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6 de julio de 2018
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Andrachi dijo:
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6 de julio de 2018
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abalos dijo:
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6 de julio de 2018
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moni dijo:
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6 de julio de 2018
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La cubanita dijo:
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6 de julio de 2018
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Silvia dijo:
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18 de julio de 2018
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