Los cines capitalinos ofrecen diferentes propuestas para los cinéfilos en su cartelera semanal. Sin embargo, más de la mitad del año los asientos permanecen vacíos.
Al parecer, la magia del cine, la expectativa de la gran pantalla o para algunos el momento de disfrutar de un espectáculo lleno de emoción y sentimiento ha perdido su razón de ser. Hoy constituye una preocupación la falta de interés de los habaneros por las salas de cine, así como las condiciones tecnológicas de estos centros de proyección cultural.
¿QUÉ OPINA EL ESPECTADOR?
Deyanes Jardires Valdés, joven capitalina de 28 años, comenta que no asiste con frecuencia al cine. Considera insuficiente la divulgación en los medios de las películas que se proyectarán y prefiere esperar a que salgan en el paquete semanal.
Por otra parte, Eriberta Pérez Cárdenas, hoy con 68 años, recuerda con alegría que, cada fin de semana, disfrutaba de buenos filmes con su esposo; pero actualmente «el cine ha perdido calidad y es una lástima que ya no existan los cines de barrio».
«Las películas no me llaman la atención, a pesar de que vivo muy cerca del Proyecto 23, no lo considero una opción de salida», dice Yenifer Martínez, estudiante universitaria residente en el Vedado.
EL CINE, ENTRE EL OLVIDO Y EL RECHAZO
«Desde finales del siglo XIX, cuando se introdujo el séptimo arte en Cuba, el público siempre ha sido cinéfilo», plantea Jorge Calderón González, especialista principal del Centro Provincial de Cine de La Habana.
«El cine se convirtió en el país, en un temprano espectáculo interclasista», reseña Reynaldo González en su libro Coordenadas del cine cubano.
En Cuba, durante las primeras décadas del siglo XX, según el criterio de Mariluz Samper Zamora, especialista de Personalidades del Centro Provincial de Cine, «con la llegada de medios de comunicación como la radio y la televisión, empieza a disminuir la asistencia del público a las salas».
De acuerdo con el material Ojeada al cine cubano, de Pedro Noa Romero, el primero de enero de 1959, «los cubanos tuvimos la certeza de que el Gobierno entendería la verdadera significación del cine, y haría cuanto fuera posible por crear una industria y un arte cinematográficos en el país».
La primera institución cultural que fundó el Estado cubano fue el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), un 24 de marzo de 1959.
«Cuando llega el cambio político, el cubano aprende a ver otro cine, el que viene del campo socialista y asimila este nuevo contenido, que no era el cine comercial de antes», evoca Jorge Calderón.
En este sentido, el especialista destaca, además, que las décadas finales del siglo XX fueron épicas para el desarrollo del cine en el país y es importante rescatar su valor en la sociedad actual.
LAS BUTACAS, ¿SE LLENARÁN?
Para la doctora en Ciencias Maricela Perera Pérez, especialista del Grupo de Investigación Audiovisual del Icaic, el mito de que el público cubano no consume cine no es cierto. «Sabemos que con los avances tecnológicos las películas proyectadas en los cines se obtienen por segundas o terceras fuentes y por eso ya no interesa verlas en la pantalla grande», afirma.
«El público cubano no va al cine porque ya no es atractivo y los filmes que exhiben no cuentan con la técnica requerida», coincide la especialista del Centro de Información del Icaic y conductora del programa televisivo Arte Siete, Martha Silvia Araújo Cristóbal.
Francisco Eduardo Padrón Nordarse, crítico cubano de cine, señala que «la asistencia del público ha menguado respecto a décadas anteriores por la conocida competencia del paquete casero, la antena y las dificultades propias de nuestra sociedad, como el transporte».
Sobre la promoción del Icaic, la especialista Maricela Perera añade que «existe una cartelera en formato impreso para los espectadores y también programas televisivos como Arte Siete y Te invito al cine, que le dan propaganda a los filmes».
SI SE TRATA DE CINE EN CUBA…
«Desde 1959 el Icaic controlaba la producción y la exhibición de las películas; pero esa unión se quebró cuando en los años 90 las salas de cine pasaron a ser parte del Poder Popular», manifiesta Calderón González.
Por otra parte, según el criterio de la licenciada Yanet Morejón, especialista del Icaic, la programación de las películas en los cines coincide en ocasiones con su transmisión en los canales de televisión nacional.
De acuerdo con el Instituto de Investigación Cultural Juan Marinello, el cine tiene un alto porcentaje de aceptación del público cubano (89,1 %). En una encuesta realizada en ocasión del 39 Festival de Cine Latinoamericano, se comprobó que de un total de 239 personas encuestadas, la mayoría jóvenes, solo el 48 % de ellos asiste al cine durante el resto del año.
Actualmente todos los cines de barrio de la capital se encuentran cerrados, solo el Acapulco, el Oasis y el Regla continúan su funcionamiento, además de los del Proyecto 23 del Icaic.
Cambio de épocas y realidades influyen en la asistencia a los cines en pleno siglo XXI. Al respecto, Frank Padrón afirma que «el diseño de programaciones más atractivas y la calidad de nuestras salas, representan hoy una tarea a cumplir, que aunque a largo plazo, valdrá la pena realizar».
La autora de este texto es estudiante de periodismo
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ivan dijo:
1
20 de junio de 2018
09:23:59
gretter dijo:
2
21 de junio de 2018
08:18:47
jrm dijo:
3
28 de junio de 2018
12:43:03
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