Este 12 de mayo se cumplieron diez años de la muerte del destacado dibujante humorístico Virgilio Martínez Gaínza (27 de abril de 1931-12 de mayo de 2008), Premio Nacional de Periodismo 2003, para muchos: «el Padre de la historieta cubana». Virgilio, quien desde finales de la década de los 80 hasta su muerte integró las filas de nuestro periódico como dibujante de la Redacción internacional fue, al decir de ese otro grande del humor gráfico cubano, René de la Nuez, «un extraordinario historietista, como lo demuestra el perro Pucho, creación imprescindible para entender la participación de la juventud en la lucha clandestina contra la tiranía batistiana y de denuncia al imperialismo yanqui».
Cuando falleció, Pedro de la Hoz, periodista cultural de Granma, escribió:«Si dijera que Virgilio deja un vacío en el humor gráfico cubano, no haría más que apelar a un pésimo lugar común y, por demás, a una mentira. Porque con su obra y su ejemplo es (y será) todo lo contrario: nutriente infaltable, espacio de plenitud. ¿Un
recuerdo? Su pasión por el blues y la rumba. En su puesto de trabajo solía escuchar páginas de la mejor música afronorteamericana y descargar energías mientras
tamborileaba el un-dos, un-dos-tres solariego en la mesa de dibujo. ¿Otra vivencia imborrable? Su interés por el manga. Compartíamos los hallazgos de esa estética de las tiras cómicas japonesas con fanática avidez. ¿Una frase suya inolvidable? «Algún día tendrá que elevarse la Capilla Sixtina del humor cubano con Abela, Horacio, David y Posada en el santuario».
En su carrera profesional, donde se recuerda con orgullo que fue el creador, primero, del emblema de la Asociación de Jóvenes Rebeldes y despuésdel logotipo de la UJC, en 1962, formando parte de la revista Mella, se destacan sus trabajos enla revista A Barrer, editada por los jóvenes Enrique Hart y Manuel Dorta y su primera caricatura política en defensa de una causa popular, la de Eduardo R. Chibás.
Importante fueron sus colaboraciones en la prensa clandestina, en particular en el Magazine Mella y Carta Semanal, donde precisamente fue autor de las historietas de Pucho. Firmaba como Laura esos trabajos. Aunque creó después otro personaje de popularidad: Supertiñosa, indiscutiblemente Pucho, fue su sello personal como artista y revolucionario comprometido con la causa de la Revolución Cubana.
Luego el artista que en vida mereció la Distinción por la Cultura Nacional, laReplica del Machete de Máximo Gómez que otorga las FAR, la Distinción Félix Elmuza, Por la Cultura Nacional y el Premio a la Dignidad, de la UPEC, dejó su huella también en Juventud Rebelde y sus suplementos El Sable, La Chicharra, DDT y PioneroEn este último entró en 1974, donde ocupó la responsabilidad de director artístico, la cual ejerció también en la revista Zunzún. En toda la etapa revolucionaria colaboro con las revistasINRA, Moncada, Mar y Pesca, Bohemia, Editorial Pablo, La Calle y otras. Trabajó en la Revista Somos Jóvenes.
De Virgilio guardo con gran satisfacción el que en la década del 80, me ilustrara en Semanario Pionero mi cuento titulado Caballo de Mazorca. Hoy desde el recuerdo de su memoria le doy las gracias, gracias que en su momento nunca le pude dar porque Virgilio por aquel entonces yo vivía en Bejucal, y no viajaba a La Habana con frecuencia. Tampoco coincidí con él en los días en que se publicó mi cuento. Después Virgilio pasó a Granma.
Conservo de sí un vago recuerdo. Sé que era un hombre honesto, sencillo, trabajador y revolucionario. Apasionado a la historieta. Uno de losgrandes dibujantes de humor del Siglo XX cubano. Él, Nuez y Tomy, dejaron sus firmas en Granma, firmas que siempre serán recordadas, en especial para mí, la de Virgilio, que hoy diez años después aún cabalga en mi Caballo de Mazorca. Gracias, muchas gracias.










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