
Cada vez que nuestros coros canten en cualquier sitio de la Isla y el mundo, Electo Silva sumará su voz. No podrá dejar de hacerlo quien fue piedra sillar del formidable movimiento que en la segunda mitad del siglo XX levantó esa expresión musical colectiva a lo largo del país.
A los 88 años en su Santiago de Cuba falleció este martes Electo. Creación suprema suya, el Orfeón Santiago se convirtió, desde sus primeros pasos el 15 de noviembre de 1960 en un emblema de la ciudad. Músicos y amantes de la música peregrinaban hasta la urbe oriental para escucharlo. Los festivales de coros, que alcanzaron dimensión internacional a finales de los 70, tuvieron en Electo y el Orfeón animadores de altísima jerarquía.
Su pasión por el canto nació mucho antes. Estancias en Haití y Francia y la práctica del violín hicieron que el joven se inclinara hacia la música vocal, a partir de amplios presupuestos estéticos que sustentaban tanto su gusto por las formas clásicas como por los hallazgos auténticos de la cultura popular.
A mediados de los 50 fundó sucesivamente la agrupación Cantores Polifónicos y la Coral Universitaria, esta última en el centro de estudios superiores donde se graduó en las especialidades de Psicología y Pedagogía.
Sin Santiago, Electo no se explicaría. Respiraba los aires caribeños, las cantadas en las calles escarpadas, la trova primigenia y el aire de luz entre la serranía y el fulgor de la bahía. Viajó con frecuencia pero siempre regresaba.
Sin la poesía tampoco Electo hubiera sido Electo. Fue amigo de Nicolás Guillén, admiraba a Neruda, disfrutaba los versos del francés Paul Eluard y el haitiano Jacques Roumain, pero también la lírica de Sindo Garay y la ternura de los sones de Matamoros y Piñeiro. No hay quien deje de estremecerse ante una audición de Cuatro palomas o al advertir la fineza con que bordó la polifonía de Juramento.
Fue un creador reconocido dentro y fuera de Cuba. Aquí mereció la Orden Félix Varela, la Medalla Alejo Carpentier, la Distinción por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de la Música; la Uneac lo proclamó Miembro de Mérito y la Asociación Hermanos Saíz el título Maestro de Juventudes. Hungría le otorgó la Medalla Bela Bartok y la República Francesa la Orden de Caballero de las Artes y de las Letras, otorgada por la República Francesa.
¿Su filosofía coral? «Escojo mis voces. Las prefiero líricas, es decir que no sean excesivamente grandes, que tengan fluidez y que puedan alcanzar ligereza. Un coro formado de voces líricas, fluidas, alcanza una muy buena afinación, un sonido sin mucho esfuerzo, evocado, que se levanta espontáneo y que puede afrontar, tanto los estilos de música renacentista como los de todas las músicas populares de América. Sobre todo la música cubana exige ese sonido flexible.
Cuando el coro está en escena durante el concierto, el sonido se hace más vibrante y, al final, con una obra bien escogida, adecuada, el coro suena espléndido y el público aplaude y hasta llora».










        
        
        
        
        

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Justo Escalona Cartaya dijo:
1
31 de mayo de 2017
03:18:44
Rafael Rizo Revê dijo:
2
31 de mayo de 2017
04:29:46
luis raul gutierrez acosta dijo:
3
31 de mayo de 2017
06:16:33
louis-therese max dijo:
4
31 de mayo de 2017
09:22:43
Eduardo Velasco dijo:
5
31 de mayo de 2017
11:22:26
Suitberto Cabrera dijo:
6
31 de mayo de 2017
12:33:29
pablo hernandez dijo:
7
31 de mayo de 2017
12:54:36
Dalila dijo:
8
31 de mayo de 2017
20:12:29
Juan Mari Aguirre Gamboa dijo:
9
13 de julio de 2017
09:15:28
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