
Rodolfo Santovenia (La Habana, 1929) es ese especialista con conocimientos y memoria descomunal que todo amante del cine quisiera tener viviendo al lado de su casa para, a cada rato, asomar la cabeza por la ventana y preguntarle asuntos tales como quién era el famoso director del parche en el ojo; a lo que el versado vecino respondería que, además del alemán Fritz Lang, hay otros tres con obras tan significativas como para no olvidarlos: Raoul Walsh, John Ford y Nicholas Ray.
Y a continuación, citaría la lista de las películas por ellos realizadas, lo que pudiera dar lugar a un caudal de información interminable, que incluiría a actores, técnicos y fechas de estreno.
Como contar con ese vecino sería una quimera, hay una manera de remediarlo: acaba de ver la luz el libro Cinefilia (Editorial Arte y Literatura) en el que Rodolfo Santovenia, periodista, crítico de cine e investigador con más de medio siglo en funciones, nos ilustra acerca de asuntos que siempre quisimos saber, o que, creyéndolos saber, comprenderemos ahora que estamos equivocados.
Todos los que a lo largo de los años han leído a Santovenia en diferentes publicaciones saben que el maestro es dueño de una prosa precisa, sin lugar a la hojarasca, un estilo que reafirma en las 290 páginas de Cinefilia, divididas en diferentes sesiones, entre ellas la denominada Prohibido menores. Allí nos cuenta, por ejemplo, que el impacto de Hedy Lamar al bañarse desnuda en Éxtasis (Gustav Machaty, 1933) hizo que se le considerara erróneamente la primera en salir de esa forma en las pantallas, cuando en realidad el privilegio le pertenece a Ita Riña, protagonista de Erotikon (1929) del propio Machaty.
Y si usted es de los que siempre pensó que la candente escena sexual entre Jessica Lange y Jack Nicholson en El cartero siempre llama dos veces (Bob Rafelson, 1981) fue «de verdad», pues no se equivoca, solo que tuvo que ser ocultada, hasta que el transcurrir del tiempo pudo abrir las ventanas a la confesión.
Pero que no pase por la mente siquiera que Cinefilia es un libro de «chismes». En lo absoluto. Su autor se las arregla para situar en contextos históricos, artísticos y hasta políticos muchas de sus revelaciones, como cuando se refiere a los oscuros días del senador McCarthy, a los artistas negros abriéndose paso en una industria de blancos, o a los códigos moralistas de Hollywood.
En el capítulo dedicado a Citas citables aparecen joyas como este anónimo: «Hollywood compra una buena historia sobre una chica mala y la convierte en una mala historia sobre una chica buena».
El mismo autor da cuenta en el prólogo que ha seleccionado un buen número de hechos curiosos «sucesos poco divulgados, detalles sorprendentes y datos que bien pudieran caer en el ámbito de lo inverosímil». Y parodia el título de un célebre filme de Woody Allen del año 1972: «Cosas que quiso saber sobre el cine y nunca pudo averiguarlo».
En 1999, Rodolfo Santovenia dio a conocer su imprescindible Diccionario de Cine, ya con varias ediciones. A esa importante entrega se le une ahora, tras largos años de investigación, la amena y bien informada Cinefilia, reverencia de un hombre que ha dedicado una vida a tomarle el pulso a una expresión artística que nos humaniza y conmueve.
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Xiomara dijo:
1
20 de mayo de 2017
10:06:51
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