
Ni Buendía ni Macondo, aunque con varias coincidencias que apuntan con el dedo a no pocas referencias garciamarquianas, Aminta Buenaño (Santa Lucía, 1958) y la ciudad Real de la Caridad constituyen esa unidad autor-escenario creativo, en cuyo prisma se deslizan la sarta de aconteceres ubicados en Si tú mueres primero, la más reciente novela de la narradora y política ecuatoriana, actualmente embajadora de su país en Nicaragua.
No es preciso avanzar demasiado en las páginas para suponer lo que desde la primera idea se nos está advirtiendo: una(s) historia(s) plagada(s) de misterio que la misma condicionalidad incompleta de su título nos anuncia, para dejar en los labios del lector la tentación de probar una miel que sin duda se lanzará a degustar.
Tampoco hay que leer mucho —aunque hacerlo es una verdadera delicia, a juzgar por la exquisitez de una prosa bien amalgamada y por la suculencia de las tramas tan ligadas a las fundamentales esencias humanas— para saber que el amor en todas sus dimensiones y/o desdoblamientos tendrá cabida en este argumento de más de 200 páginas.
La entrega íntima, el compromiso con el corazón y el que imponen las condiciones sociales, la (in)fidelidad, la pasión, la necesidad de autoafirmación femenina, entre muchas otras estampas, son descritas aquí en un discurso auténticamente poético, sin que por ello la secuencia de hechos carezca de los rigores precisos para contarlos.
«El pueblo estaba por entonces dormido, hasta que un lunes, a las seis de la mañana, en el momento justo de empinar la taza de café humeante sobre los labios, una idea como una mariposa aleteó inquieta en la angustiada cabeza de la señora María Dolores, viuda de Espinoza: ¡Eso es, organizaría una gira al mar! ». Así arranca la fábula, que no con tanta suerte, arrastraría a una buena parte del pequeño pueblo, en el que absolutamente nadie conocía el mar, razón por la que con toda seguridad la peregrinación tendría, de darse el intento, rotundo éxito.
Un alma de mujer que se resiste a ser tratada como un objeto más, aunque no siempre encuentre el modo de sortear tal cataclismo, late entre —y sobre— cada una de estas líneas, consideradas por la poeta y narradora Marilyn Bobes entre lo mejor que se ha escrito en el continente en las últimas décadas y portadoras de «todos los rasgos de la identidad de nuestra América», ubicadas en un escenario que «bien pudiera ser cualquier sitio de este continente donde prejuicios, tabúes, habladurías y frustraciones sirven de sostén» a la versátil trama.
En estas páginas está perfectamente delineada y con efectivos acordes la necesidad de plasmar la sensualidad femenina acompañada de toda la gama psicológica que la sustenta, así como las embestidas que sufre esa natural compostura del ser en el mundo esencialmente patriarcal que se explicita en el entorno latinoamericano.
Introducida recientemente en La Habana, en la sala Caracol de la Uneac, en presencia de su autora, del embajador del Ecuador en Cuba, Dr. Fabián Solano Moreno, y del Dr. Trosky Serrano, ministro consejero de la Embajada, la novela, según el escritor Alberto Guerra, uno de sus presentadores, es capaz de mostrar el dolor y la hermandad de la región.
«Reafirmé con esta lectura que nosotros habitamos más en el lenguaje que en otro sitio, cuando nos metemos en los libros nos volvemos cómplices, quedé imantado», expresó, y aseguró que estamos muy necesitados de abrazos como este.
Buenaño —también docente, periodista, poeta— explicó al público algunas consideraciones en torno a su obra: «La cuestión literaria es como desnudar tus fantasmas, tus miedos, tus incertidumbres…, el de esta novela fue un miedo que se plasmó en los territorios psíquicos de mi infancia. Cada escritor se cuenta a sí mismo, y escribe manchas emocionales que han quedado impregnadas en su memoria. Me encantan los pueblos suspendidos en el olvido donde parece que no pasa nada, pero pasan muchas cosas».
Digna representante de ese talento de la mujer ecuatoriana y latinoamericana, capaz de decir esta es nuestra voz, nuestro pensamiento y nuestra pluma, Aminta Buenaño podría ser leída en Cuba, publicada por alguna de nuestras editoriales, según supo Granma a instancias de uno de los funcionarios del Instituto Cubano del Libro. Que su literatura vea la luz en estos predios es toda una fiesta y un verdadero mural donde, aun en la diversidad, estamos todos.
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Ninozka chacon dijo:
1
24 de septiembre de 2016
21:25:52
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