
Fundador de la orquesta Klimax, creador de la Fiesta del Tambor, baterista de respeto donde los haya, y compositor de varios resonantes hits como No me mires a los ojos, Giraldo Piloto es una de las figuras más representativas de la música cubana de las últimas tres décadas.
El instrumentista, compositor y orquestador de 53 años, ha logrado que Klimax sea considerada una agrupación de primera línea en la cultura sonora insular por los complejos arreglos y orquestaciones de sus temas y el entramado sonoro de la agrupación.
Piloto está celebrando los 20 años de su orquesta con un nuevo disco, que esperaba publicar el pasado año «pero diversos compromisos me lo impidieron», comenta a Granma mientras repasa la trayectoria de Klimax, rememora los inicios de la timba y habla sobre las pocas posibilidades de las agrupaciones populares para presentarse en espacios públicos.
—¿Qué etapa marca Mis 21 años en la trayectoria de Klimax?
—Este disco estaba planificado para que saliera el año pasado cuando Klimax cumplía 20 años. Producto de muchos compromisos de trabajo, tuve que correr su publicación de fecha. En la grabación del álbum pude invitar a muchos de los músicos que más admiro, como Alexander Abreu, Paulo FG, Tania Pantoja, «Robertón», Yeni y Mandy, de Los Van Van; Manolito Simonet, Pancho Céspedes, Leo Vera y Brenda Navarrete como rapera y Usaín del Monte como grupo folclórico. Se trata de un team Cuba de la timba pero en función de la música de Klimax. En el disco 11 canciones son de mi autoría junto a otra de Piloto y Vera (Añorado encuentro).
«En Mis 21 años hay diferentes corrientes y caminos. Tenemos bolero, la canción romántica y la música popular. Para mí estas uniones que hicimos con muchos artistas contribuyen, sobre todo, a potenciar y preservar la música popular cubana. El disco es independiente, pero estoy en conversaciones con la Egrem para ver si quiere aceptarlo. Si las negociaciones no llegan a buen término, tocaré las puertas de otras compañías en Cuba. De todos modos hay varias disqueras extranjeras interesadas, como Universal Music».
—¿Por qué decidiste grabar un disco de forma independiente para celebrar un aniversario tan importante para la orquesta?
—Desde el 2004 vengo utilizando esta variante por varias razones. En general creo que las discográficas cubanas no están preparadas para asumir cada disco que uno presenta. Se tardan un poco en tomar decisiones debido a los presupuestos que manejan, o a la cantidad de artistas que tienen, además de que la mayoría de las veces demora demasiado la fabricación del disco. El artista no puede ir a ese ritmo porque debe publicar sus obras sin retraso para cumplir con las necesidades de los bailadores, de la gente que sigue la agrupación. Por eso hacemos las cosas de esta manera. Si al final lo grabamos con una disquera extranjera lo licenciaremos para Cuba.
«Por diferentes motivos llevábamos cuatro años sin estrenar un disco, pero ya era hora de sacar este álbum para que la gente conociera que Klimax salía con un proyecto nuevo y con cambios en su alineación. Ahora tenemos dos mujeres en el staff y son excelentes cantantes».
—La música de Klimax se caracteriza, entre otras cosas, por la complejidad de las orquestaciones, rasgos que también definieron la timba en los años 90. ¿No crees que eso melle el interés del bailador que quizá busque en la actualidad una sonoridad más fácil?
—Klimax no ha hecho concesiones en cuanto a la forma de defender la música. Esto quiere decir que las armonías no es necesario quitarlas o recortarlas en una canción para que el número «pegue» o para que las líneas melódicas o los tumba’os sean facilistas. Asumimos el riesgo de hacer la música como la sentimos desde el inicio de la agrupación hasta la fecha. Es un riesgo difícil porque la música cada vez se simplifica más. Pero creo que sería faltar a la lealtad que sentimos todos por dentro si no seguimos defendiendo el camino que nos trazamos desde el principio. Además ese trabajo es el que hace posible que nos inviten lo mismo a un festival de jazz que a uno de world music o de música cubana.
—¿Has pensado alguna vez en la posibilidad de que se desintegre la agrupación?
—En algunos momentos ha habido personas que me han sugerido que además de Klimax podía desarrollar dos proyectos, uno de jazz y otro con un formato grande. Nunca he pensado separar al grupo porque es un sueño que marcó el comienzo de mi historia como compositor a nivel personal. Fue el momento en que no solo componía para otros artistas, sino también para mí.
—La timba tuvo una etapa de declive después de su explosión en los 90. ¿Qué sucedió realmente en el desarrollo de este movimiento?
—Una de las razones más importantes que hizo que la timba decayera en el gusto de la población fue que las mismas instituciones culturales empezaron a restarle atención al género. Por ejemplo, eliminaron programas de televisión que promovían a las orquestas, como Mi salsa, Buscando el sonero, FM, o Contacto. Después se crearon otros con conceptos muy diferentes. Recuerdo que si eras un artista de timba y te invitaban a la televisión no podías hacer timba. Tenías que llevar a un cantante para cantar bossa nova o una polska. Se cerró, además, el Palacio de la Salsa y los círculos sociales que programaban a las orquestas dejaron de contar con el presupuesto asignado para hacerlo.
«Ahora existen esfuerzos por recuperar la música cubana, pero se necesitan muchos cambios para hacerlo correctamente teniendo en cuenta los tiempos que corren y los nuevos intereses del público. Por otro lado, las instituciones provinciales y municipales requieren más apoyo para contratar orquestas, las cuales, por otro lado, deben contar con más ayuda desde la televisión».
—¿Cómo enfrentaron las orquestas ese contexto desfavorable?
—No nos sentimos excluidos porque ese boom que existió en Cuba rebotó hacia otros lugares del mundo. No teníamos trabajo, pero nos invitaban a diferentes festivales internacionales, a ferias, a giras. Eso ayudaba a que las orquestas con proyectos más interesantes se mantuvieran con vida en el panorama cultural cubano. Lo cierto es que debemos poner a la música popular en el lugar que merece.
«Si uno va a Brasil, desde que entra por el aeropuerto hasta que sale lo que más se escucha es música brasileña, igual pasa en Jamaica o México. Eso sucede en todos los países con una cultura destacada y debería ocurrir en Cuba también. En estos momentos el talento de Cuba está muy por encima de la visión que tienen algunos de la música cubana del presente, y de algunos de los artistas que se hacen populares en el mundo o alcanzan premios en géneros como el reguetón o la llamada música tropical».
—¿Qué propósitos te llevaron a fundar la Fiesta del Tambor?
—Yo organizo la Fiesta del Tambor todos los años en el teatro Mella, donde reúno a los principales grupos de música popular, de folclor, de jazz y compañías de danza. Realmente realizarlo me cuesta mucho trabajo. Hago la planificación, la programación y observo todos los detalles para que se desarrolle con éxito. El evento se autofinancia desde su fundación hace 16 años y no pagamos un centavo, sin embargo hemos tenido la presencia de destacados artistas cubanos e internacionales. Pero me gustaría que los cubanos vieran en su casa los grandes conciertos que hacemos, pero es difícil que la televisión llegue para grabar los espectáculos, y después vemos que reiteran en su programación otros materiales musicales, sobre todo foráneos.
«En el festival tenemos una competencia de percusión, de casino y de rumba. Me gustaría que participaran también músicos cubanos radicados en Estados Unidos como Horacio “El Negro” Hernández, Dafnis Prieto o Pedrito Martínez, quien me dijo que hará todo lo posible por venir. Mi principal propósito con este festival es entregar mi propia contribución a la cultura cubana. Y espero seguir transitando este camino».
—Las orquestas se presentan sobre todo en lugares con un elevado costo que no pueden pagar la mayoría de sus seguidores. ¿Crees que eso puede afectar sus vínculos con su público natural y la divulgación de la música popular?
—El Ministerio de Cultura es la institución que puede propiciar los conciertos de las orquestas en espacios públicos. La gente quiere oír a sus orquestas, pero las agrupaciones apenas cuentan con espacios para ello, aparte de las casas de la música que, como sabemos, tienen un cover importante.
—¿Sientes alguna responsabilidad social como artista?
—Ofertas para dejar Cuba las hemos tenido casi todos los músicos, pero a mí particularmente no me ha pasado por la cabeza. Estoy muy comprometido con la música popular cubana, con su desarrollo, con su divulgación en todos los escenarios posibles. Precisamente la Fiesta del Tambor la hago por la responsabilidad que siento con la cultura de mi país.












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pitcher dijo:
1
16 de septiembre de 2016
09:40:44
Maria Elena dijo:
2
16 de septiembre de 2016
10:26:31
Giraldo Piloto dijo:
3
17 de septiembre de 2016
08:30:04
Jorgito dijo:
4
19 de septiembre de 2016
11:05:12
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