ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Cartel de la película Into the Wild. 

En la vida, a veces, hay que abandonar todo y largarse. Hay que saber quiénes so­mos, de qué fibra humana estamos hechos, hasta dónde queremos llegar para sobrevivir y qué perseguimos  realmente durante nuestro pa­so por este vertiginoso mundo.

Una de las incógnitas a despejar para co­nocer qué sustancias habitan nuestras entrañas, pasa por descubrir si estamos dispuestos a establecer una relación con la sociedad a partir de los bienes materiales, de los lujos en extremo, o si tenemos el coraje de ver más allá del muro y encontrar otras dimensiones espirituales, que nos muestren la ruta para escapar de las garras de la hipocresía, la do­ble  moral y los disfraces con que algunos se arropan en el mundo occidental, para alcanzar un estatus que les permita regodearse en la riqueza con ansias tan desbordadas que llegan a frisar la locura.

Este tipo de relaciones, como se deja ver, ocurren especialmente en países con un al­to nivel de desarrollo, pero las naciones en cam­bio y, en general, muy pocas regiones es­capan a esa velocidad de vértigo con que los seres humanos tratan de escalar peldaños de manera desenfrenada, incluso pisándole la cabeza a los que supuestamente van quedando unos metros abajo en la escala social.

Digo esto, porque no olvido la primera vez que vi Into the wild, una road movie dirigida por Sean Penn, basada en una historia real reconstruida por el periodista norteamericano Jon Krakauer en su libro del mismo nombre. La trama del filme nos coloca frente a la historia de Chris McCandless, un joven estadounidense de 22 años que decidió di­bujar su propio paisaje en un paraje a mu­chas millas de distancia de sus padres, de la existencia humana, de los bienes materiales, de las zonas de confort.

El protagonista de la cinta (el actor Emile Hirsch) emprende un viaje hacia la naturaleza, hacia esos ideales hippies tan caros a la época actual, hasta dejar la vida en el intento, un pe­ri­plo que tiene como banda sonora la mú­sica de Eddie Vedder, el líder de la banda de grunge, Pearl Jam, la razón principal de esta nueva edición de Carretera Sonora.

Vedder,  tal vez, se vio reflejado en las ba­tallas internas de Chris, pues recordemos que la época del  grunge fue inaugurada en los 90 por jóvenes músicos que hicieron trizas las convenciones sociales, la normas, y ridiculizaron el  negocio en que se había convertido el rock and roll. Pearl Jam es una de las bandas que ha mantenido la ética de un movimiento que comenzó a ir cuesta abajo tras el suicido de Kurt Cobain y que en los últimos años ha perdido, además, a otros héroes como Scott Weiland, vocalista de Sto­ne Temple Pilots.

Vedder escribió para la película 11 temas con una extensión más bien breve (las canciones duran de uno a tres minutos), que re­tratan con una enorme sinceridad, como si el músico se sintiera parte de la historia, la travesía emprendida por el protagonista pa­ra demostrarse que no era él otro soldado más en esa guerra en “miniatura”  por alcanzar el mayor bienestar material y éxito po­sibles, entendidos, claro está, de acuerdo a los códigos que rigen el mundo contempo­ráneo.

Durante el viaje va descubriendo infinidad de sensaciones que jamás pensó experimentar mientras conoce a distintos  personajes que,  por alguna u otra ra­zón, se  mantienen alejados de la órbita de lo “políticamente correcto”; todo ello mientras Vedder canta desde el fondo frases que seguramente a muchos de ustedes les pueden calar hondo: “No tengo miedo, para cuando esté solo estaré mejor de lo que estaba antes o  to­ma­ré esta alma, que está dentro de mí ahora, como un nuevo amigo que yo siempre cono­ceré”.

La música para Into the wild (cuyo título en español es Hacia rutas salvajes) resultó el primer álbum en solitario del vocalista de Pearl Jam. Sus canciones, especialmente Setting Forth, Far Behind y Hard Sun, con le­tras con un profundo carácter existencial,  conservan el espíritu áspero del grunge, un so­nido que intercala con otros mo­men­­tos don­de la inconfundible voz de Eddie Ved­der  y las melodías realzan ese viaje que de al­gu­na ma­nera todos debemos emprender al­guna vez, sin llegar, obviamente, al final trágico del protagonista de la cinta.

La película, como era de esperar, no cierra con un final feliz. Chris, ya con una tupida barba y un cuerpo herrumbroso, termina la “aventura” en un ómnibus ruinoso en me­dio de Alaska donde pasa los últimos cien días de su vida. Allí, sin fuerzas, sin comida, sin la ayuda de los hombres, rodeado de árboles y de las aguas de un caudaloso río, sacó fuerzas de donde no había para dejar escrito en un papel su último testimonio: “Tuve una vida feliz y le agradezco al señor, que Dios bendiga a todos”. Minutos después, con los ojos casi fuera de sus cuencas y la imagen de la muerte en el rostro, aban­donó  el mundo tras haber elegido vivir de acuerdo a su propia ley. Mientras, Vedder, para apoyar la excelente metáfora de la existencia humana que resulta la cinta, canta que él (Chris) no será el primero en buscar en el final del camino la manera en que el cielo se encuentre con la Tierra.

Pero dejémoslo claro. A veces no hace falta recorrer cientos de millas para despe­jar esas incógnitas que a  algunos nos carcomen. En la soledad de una habitación vacía podemos emprender esa búsqueda hacia dentro y, para realizar esa dura travesía, la voz de Eddie Vedder resulta un excelente compañero de viaje.

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tito dijo:

1

3 de septiembre de 2016

05:12:12


..."para co­nocer qué sustancias habitan nuestras entrañas...". Hay que poner un poco de seriedad cuando se escribe para una publicacion nacional compañero periodista. Digo, porque imagino sea periodista y no un estudiante de narrativa escolar con pretensiones de ganar algún concurso provincial de literatura. realmente el articulo no lo entiendo, no se si es un monologo existencial, una critica cinematográfica, o una nota informativa musical. y que conste que no es con animo de ofender a nadie, pero alguien tiene que poner freno a estos "artículos" con vocabulario adolescente. ah por suerte había visto la película porque hasta el error mas toto de contar el final del film has hecho.

david verdecia Respondió:


4 de septiembre de 2016

18:50:17

yo no leo cuentos de colorin tellado tu debes ir a comer tamales

Enrique dijo:

2

3 de septiembre de 2016

08:48:08


Simplemente genial. Michel Hernández escribe para seducir, guiar e instruir. Lo felicito.

ROli dijo:

3

3 de septiembre de 2016

09:52:30


A mi me parece una buena pelicula, la musica de Eddie Veeder, es excepcional, experimentando con todo tipo de instrumentos, una faceta totalmente diferente a Pearl Jam. mi tema favorito Society, en cuanto a Chris McCandless, un idealiasta convencido, que muchos comentan murio por negligente. saludos

Pedro Pablo dijo:

4

3 de septiembre de 2016

14:20:00


Oiga tito,edúquese,el artículo està bièn redactado y muy claro,si usted no lo entiende es porque es un estudiante de narrativa escolar. No es por ofender a nadie,cómo usted dice;pero leerse unos cuantos libritos,no le vendría mal del todo.

David Respondió:


3 de septiembre de 2016

22:40:21

que cursi esa frase que dijiste

tito Respondió:


4 de septiembre de 2016

05:34:27

qué sustancias habitan nuestras entrañas ver más allá del muro y encontrar otras dimensiones espirituales disfraces con que algunos se arropan en el mundo occidental decidió di­bujar su propio paisaje tupida barba y un cuerpo herrumbroso, ojos casi fuera de sus cuencas y la imagen de la muerte en el rostro En la soledad de una habitación vacía compañero si eso no es narratiba escolar es que usted nunca escucho leer a nadie en los circulos de lectores provinciales. por favor un respecto a los que no leen sólo los libros de corin tellado.

tito Respondió:


5 de septiembre de 2016

09:11:27

claro mi amigo, lo saque del articulo de arriba

Juan de los Santos dijo:

5

3 de septiembre de 2016

16:05:08


sencillamente genial. Gracias Michel. La musica de Eddie es fabulosa y narra perfectamente la idea de la pelicula. lastima que haya algunos que no lo entiendan.

Yailyn dijo:

6

3 de septiembre de 2016

16:18:54


Tito usted ha escuchado Pearl Jam, a Eddie VEDDER? Creo que tampoco ha visto Into The wild como dice, porque el articulo refleja muy bien lo que yo senti cuando vi esta excelente peliculay está escrito de una manera magistral. . Creo que la television cubana deberia ponerle en algunos espacios como Cronica de un espectador.

Anabelle dijo:

7

4 de septiembre de 2016

09:30:27


Parece que el Tito o es muy anticuado en eso de escribir pariodismo o le disgusta que se toque el tema cine

Camila dijo:

8

4 de septiembre de 2016

19:01:50


Tito, compadre, narrativa es con V. Y te cuento que estas hablando de Michel, uno de los mejores periodistas culturales cubanos. Por cierto que "narratiba" me recomiendas para cultivarme?

tito Respondió:


5 de septiembre de 2016

09:09:07

pues la verdad el primer paso seria dejar de usar el corrector ortográfico para escribir. despues de eso puedes ir a santa clara en busca de alguna pequeña librería infantil y comenzar por algún libro con ilustraciones. si logras superar el primer paso, te recomiendo buscar en el diccionario periodista cultural. buena suerte. camilo digo camila

Lola dijo:

9

6 de septiembre de 2016

09:55:23


Me parece un buen trabajo. Estás volviendo a escribir de lo que te gusta y me alegra que así sea. Distruté este artículo, aún con tu estilo personal "antisistema", que algunos no entienden. No te desanimes, es un buen trabajo.

morenito dijo:

10

8 de septiembre de 2016

11:57:10


tito: que tipo mas pusilanime es usted!!!!

julian dijo:

11

9 de septiembre de 2016

10:56:29


tito esres realmente bueno