
Las invitaciones formuladas por la Academia de Hollywood a 683 personalidades del mundo de la pantalla para que se sumen al grupo integrado por poco más de 6 mil 200 académicos “tradicionales”, han sido consideradas por algunos como una revolución dentro de la llamada Meca del cine.
Aunque el término “revolución” resulta inmoderado, el optimismo es comprensible si se tiene en cuenta que hasta hace unos días la Academia estuvo integrada en un 93 % de blancos, 76 % de hombres, y una edad promedio de 63 años, cifras que se reiteraron en los medios tras el intento de boicot que sufrió la última entrega del Oscar al no aparecer, en dos años consecutivos, un solo actor negro nominado en las diversas categorías.
Coincidiendo con la entrega de aquellos premios, la presidenta de la Academia de Hollywood, Cheryl Boone Isaacs, dijo sentirse afligida y angustiada “por la falta de inclusión” y prometió “grandes cambios” en aras de buscar “una diversidad muy necesitada”.
Ahora, al llegar parte de esas innovaciones, la Isaacs pronuncia una frase que a simple vista pudiera hacer pensar en un próximo enfrentamiento en el seno de Hollywood: “La Academia va a liderar el cambio y no va a esperar a que la industria reaccione”.
Pero la industria de Hollywood no reaccionará, porque las nuevas medidas —si bien tomadas (digamos) con buenas intenciones— la benefician y la recubren de un manto de aire fresco y renovador que, a la hora de votar (diez mil académicos de “antes”, contra los setecientos de “ahora”, para simplificar) no le hará la menor mella a los productos que suelen ser premiados dentro de la égida manufacturera que rige ese cine.
Es decir, desde ahora es probable que no se dirá más “académicos de Hollywood premiaron…”, sino, “académicos de todo el mundo premiaron…”.
Un aire de elegante mundialización que no le viene nada mal a la industria cultural más poderosa del Planeta.
A juzgar por lo que había antes, significa un paso de avance que realizadores representativos del denominado cine de autor hayan sido invitados a formar parte de la Academia, entre ellos el recientemente desaparecido Abbas Kiarostami, Nuri Bilge Ceylan, Takeshi Kitano, Hou Hsiao-Hsien y Carlos Reygadas.
También que el 46 % de los nuevos integrantes sean mujeres y el 41 % personas no blancas.
Un abanico que cubre todos los continentes y de América Latina lo integran, entre otros, Israel Cárdenas, Carlos Carrera, Ciro Guerra, Laura Amelia Guzmán, Lucrecia Martel, Lucía Puenzo, Patricia Riggen Luis Valdez, América Ferrera, Luis Guzmán, Óscar Isaac, Sal López, Ignacio López Tarso, Eva Mendes, Silvia Pinal, Michelle Rodríguez, Jacob Vargas, Cecilia Roth y el cubano Jorge Perugorría.
Reconocimiento para todos ellos por sus méritos, incluyendo a aquellos que, de hecho, están vinculados a la industria de Hollywood, pero igualmente la certeza de que el cine tradicional y millonario que allí se realiza, resultado de una escala de valores artísticos y estéticos ampliamente arraigados en el gusto de un consumidor condicionado mentalmente durante más cien años, ni a cañonazos será cambiado.
La razón es obvia: la gran industria de Hollywood puede admitir errores y hasta renovaciones sustanciales en la composición de los académicos, (edad, sexo, color de la piel, artistas de otros países), pero jamás la transformación del gusto masivo con que aprendió a dominar el mundo.
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RICARDO dijo:
1
15 de julio de 2016
04:59:08
Maty Respondió:
15 de julio de 2016
14:03:46
el lector dijo:
2
15 de julio de 2016
06:59:56
gumersindo marcos dijo:
3
15 de julio de 2016
10:54:41
carmen dijo:
4
15 de julio de 2016
13:30:57
gloria de la torre dijo:
5
15 de julio de 2016
13:48:29
Maty dijo:
6
15 de julio de 2016
14:08:45
alas dijo:
7
15 de julio de 2016
15:12:35
Orlando Chirino dijo:
8
15 de julio de 2016
15:24:57
Orlando Chirino dijo:
9
15 de julio de 2016
18:00:50
Joge luis dijo:
10
17 de julio de 2016
22:41:43
Chavela Kahlo dijo:
11
18 de julio de 2016
09:11:32
Joel dijo:
12
18 de julio de 2016
16:23:02
Rick Tapir dijo:
13
19 de julio de 2016
16:30:51
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