
Desde los primeros días de la 57 edición, el jurado del Premio Literario Casa de las Américas se fue a Cienfuegos, a leer y deliberar junto a la bahía, bajo el escaso sol de estos días invernales, buscando sorprenderse con un estilo, un argumento, una frase, un personaje fascinante. Y luego, solo luego, dar a conocer los ganadores en los diferentes apartados: Cuento, Ensayo de tema artístico-literario, Literatura brasileña, Literatura caribeña en francés o creol, Estudios sobre las culturas originarias de América y en Teatro.
El mexicano Alejandro Román Bahena es jurado en esta última categoría junto a la uruguaya Mariana Percovich, el brasileño André Carreira, el peruano estadounidense Luis A. Ramos y la cubana Fátima Patterson.
Alejandro Román Bahena es también dramaturgo y entre otros premios, guarda desde el 2014 también el Casa, por la obra Blanco con sangre negra. Entre manuscritos y un aire presuroso que los envuelve a todos —más de 170 obras en concurso solo en Teatro—, conversamos sobre Cuba, el Premio, las obras que hasta ese momento ya han analizado y la escena latinoamericana.
“He llegado con la página en blanco de mi mente, abierto y dispuesto siempre a sorprenderme, a que llegue un trabajo que remueva mi fascinación, buscando ‘la obra’ que me hable al corazón”, confesó a Granma.
—¿Cuánto se ha sorprendido hasta el momento?
—He encontrado ya una que tiene esos elementos, que constituye una obra que te pone en un nivel de primera línea, de altos estándares de calidad literarios, y sobre todo que en teatro uno debe buscar una obra que tenga esos estándares de calidad en la construcción dramática, pero sobre todo que esa pieza tenga un resultado que se pueda verificar con éxito en la escena, porque ese es el destino final de una pieza teatral.
—El Premio es quizá un espacio para tantear por dónde se mueve hoy la dramaturgia latinoamericana...
—Sí, todo este corpus de obras que nos llegan trazan esa cartografía de lo que está desdibujándose en la escena de América Latina, y cuáles son las preocupaciones debido a los contextos sociales que nos están afectando, doliendo, haciendo reflexionar… Y vemos una tendencia de preocupación sobre fenómenos de emigración, de identidad social, de búsqueda de estilos dramatúrgicos que rompen con un canon, como en un mapeo de la dramaturgia latinoamericana.
—¿Cuál cree que deba ser el papel de nuestro teatro en estos tiempos?
—El mundo se está haciendo cada vez más pequeño y los fenómenos sociales y la violencia en muchos países de Latinoamérica se ha vuelto más radical con la globalización, y uno tiene que hacer una reflexión estética o artística desde el teatro, de lo que nos está marcando como generación.
—¿Ha tenido oportunidad de evaluar obras cubanas?
—Me ha tocado leer muchas obras cubanas y me ha gustado mucho la constante que hay en cuanto al dibujo de la identidad de los cubanos. Ves un texto dramático cubano y aunque no sepas el origen, y no por los localismos y las referencias a los lugares, pero ves una cadencia de construcción, un ritmo, es como escucharte hablar.
Por estos días, además de cumplir parte del programa de esta 57 edición del Premio Casa, Alejandro Román Bahena, como el resto del jurado, debe tomar importantes decisiones. Muchos regresan de Cienfuegos con un veredicto. Otros esperan casi al último momento para elegir un ganador.
Al dramaturgo mexicano, por lo pronto, le interesa el teatro social —asegura—, “que abreva una reflexión sobre lo social, lo político, la construcción de la identidad, las migraciones…”. Ya veremos, cuando se den a conocer los ganadores mañana jueves 28 a las 7:00 p.m., en la Sala Che Guevara de la institución, si la obra premiada en Teatro, cumple con estas características.
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