Defender la cultura desde la calidad y el rigor

CAMAGÜEY.—Frente a la me­dio­cridad, el mal gusto, la banalidad, la chapucería, el mercachiflismo y la chabacanería debe imponerse con toda su fuerza la cohesión, unidad, calidad y preparación de lo mejor del talento artístico cubano en estrecha y armónica integración con las instituciones culturales del país.

Así definió el viceministro de Cultura Abel Acosta Damas el modo de actuar de los trabajadores del sector ante los intentos de imponer una estética agresiva y vulgar, parte misma de un plan de subversión ideológica que atenta contra la identidad nacional y está dirigido a estandarizar las ma­neras de pensar y comportarse. Al pasar revista al cumplimiento del programa cultural de la provincia durante el 2015, Irma Horta Mesa, su directora, in­sistió en la necesidad de aprovechar mejor las instalaciones para ofrecer al público un producto que se distinga por la calidad, rigor técnico-artístico y variedad.

En ese propósito cobran importancia los talleres de programación, llamados a convertirse en un hervidero de ideas donde prime la creatividad y la iniciativa en pos de una oferta atractiva que jerarquice lo mejor y más valioso de la cultura local.