
La sociedad misma, desfigurada por la rutina, salta desde los lienzos que conforman la muestra Día a día, primera exposición personal de Alexander Mayet (1973), a partir de una serie de personajes caricaturescos, marcados quizá por la insularidad y los sueños olvidados.
Aunque en un principio —sobre todo durante sus años de formación en la Academia de San Alejandro—, la obra de Alexander Mayet se inclinaba al paisaje, es a partir de los 2000 que su estética deriva en una figuración un tanto expresionista. Con los colores del Caribe a cuestas, el artista funge entonces como observador y cronista de la realidad que le rodea. Incluso de épocas pasadas, como en su pieza En mi barco de papel (2012), sobre la década de los 90 en Cuba.
Día a día, inaugurada recientemente en el hotel Occidental Miramar de La Habana, está conformada por lienzos creados entre 2012 y 2015, donde situaciones y actores juegan un papel indisoluble a la hora de describir la sociedad, y donde la influencia del dibujo se convierte en obsesión por la línea, pero sin otorgarle demasiado protagonismo.
Alexander Mayet detona la gestualidad y la pone a merced de un humor sencillo y comprensible por lo cercanas que se nos hacen las temáticas de sus obras. Contradicciones sociales, nostalgia, cotidianidad, son algunos de los tópicos encerrados en cada uno de los cuadros y a través de los cuales el artista pretende dialogar con sus contemporáneos.
Junto a la influencia recibida al provenir de una familia de artistas por línea paterna —dibujantes, diseñadores y pintores—, Mayet reconoce haber heredado de grandes maestros expresionistas y neoexpresionistas alemanes y estadounidenses como Ernst Ludwig Kirchner y Jean-Michel Basquiat, la pasión por el uso de la figuración en gran formato, los intensos contrastes y el uso frecuente de las técnicas mixtas.
Pero la figuración, en su caso, se trastoca en una suerte de deformación de las imágenes, en pos de acentuar lo ridículo o tragicómico de los personajes-situaciones, como si a través del lienzo se propusiera deformar la vida misma, otorgándole nuevos y coloridos matices.
Día a día, abierta al público durante todo el mes de noviembre, ofrece la posibilidad de dialogar con la realidad cubana desde la estética de este artista, a través de la cual, podrá reconocerse, quizá, más de uno.
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