
Ahí está Teté, con sus 95 cumplidos este viernes —nació en La Habana el 14 de agosto de 1920—, huella viva y ejemplo más que necesario en estos tiempos de defender los valores de la autenticidad en la música cubana. Porque a la obra de María Teresa Linares en el campo de la musicología y la promoción habrá que ir una y otra vez.
Desde aquel artículo analítico-descriptivo que tituló El punto guajiro en la revista La Música en 1947 hasta el documentado y prolijo libro La música entre Cuba y España: la ida y la vuelta (1998), escrito junto a Faustino Núñez, y la monografía El punto cubano (1999), la investigadora fue vertiendo en papel su aguzado sentido de pertenencia a una identidad cultural en diálogo con el mundo.
Texto de obligada consulta lo es La música y el pueblo, cuya primera edición data de 1974. Concebido como texto didáctico para la enseñanza media general —su vigente utilidad no debe pasar inadvertida en la escuela cubana si queremos sembrar valores estéticos fundamentales en las nuevas generaciones—, los lectores podrán encontrar en sus páginas una orientación para entender y apreciar nuestra cultura.
Teté nunca fue una investigadora de gabinete. Acudió siempre a la fuente viva de la creación popular. Esa práctica la aprendió al lado de su compañero en la vida y maestro, Argeliers León, quien a su vez fue, junto a ella, discípulo de don Fernando Ortiz.
Vicepresidenta de la Fundación que lleva el nombre del sabio cubano, de él ha dicho: “Mientras más lees su obra, más descubres. El hecho de que varias personas hayan estudiado a Ortiz no quiere decir que se agote lo interesante a encontrar. Mientras más personas y estudiosos se incorporen y lean la obra de Ortiz, más cosas descubrirán que todavía no se han dicho; más se tendrá presente su aporte, más cubanía tendremos”.
La dedicación de Teté a las huellas hispánicas en la cultura musical cubana pudieran dar la impresión de que se movió exclusivamente en ese ámbito, pero no es así. Como botón de muestra, la extraordinaria Antología de la música afrocubana, producida por ella para la Egrem, diez volúmenes que comprenden el más completo tesoro documental en ese campo.
Si a esta intensa labor añadimos sus aportes a la docencia y los años que dedicó a dirigir el Museo Nacional de la Música, se tendrá una mejor idea del ejemplo que nos lega una trabajadora infatigable. No por azar el Consejo de Estado le confirió el título de Heroína del Trabajo de la República de Cuba.












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1
16 de agosto de 2015
23:19:00
Jose R. Oro dijo:
2
17 de agosto de 2015
05:44:05
Alfredo dijo:
3
17 de agosto de 2015
10:55:12
Diana Hernández dijo:
4
17 de agosto de 2015
12:44:33
paco dijo:
5
17 de agosto de 2015
18:22:12
Andrachi dijo:
6
22 de agosto de 2015
14:00:20
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