A 65 años de creada, la Escuela cubana de Ballet se ha legitimado como un fenómeno artístico reconocido y aplaudido mundialmente. Hoy con el nombre del maestro Fernando Alonso, la institución —que tuvo su génesis en junio de 1950 como Academia de Ballet Alicia Alonso— ha jugado un papel fundamental en el desarrollo del arte danzario nacional; y en la gestación de un método pedagógico propio que ha hecho de cada bailarín cubano una presencia a admirar en los escenarios internacionales, por la sólida formación técnica y ductilidad estilística.
La técnica de enseñanza cubana se ha esparcido a un sinnúmero de naciones, sobre todo, de nuestro continente. Recientemente, en el estado de Salvador de Bahía, de Brasil, tuvo lugar el séptimo Taller Pas de Cuba, un evento que se realiza cada año desde el 2009 con el fin de priorizar la presencia de la Escuela cubana de Ballet en el sistema de enseñanza artística del país sudamericano.
Profesores cubanos y brasileños junto a alumnos de 35 academias de esa manifestación artística participaron en el Taller que tuvo como sede la escuela de ballet Rosanna Abubakir, de Salvador, donde por más de 20 años se utiliza el método del plantel cubano.
Entre los invitados estuvo el maestro Miguel Cabrera, historiador del Ballet Nacional de Cuba, quien a su regreso conversó con Granma sobre esa experiencia y la validez del método cubano.
“En nuestro continente ha habido siempre una fuerte tradición por enseñar mediante el método inglés de la Royal Academy of Dance, pero cada día se hace más evidente —sobre todo por los triunfos que ha tenido el ballet cubano y sus colaboraciones con muchos países—, de que nuestra metodología es la más cercana a los países latinoamericanos. Tenemos muchas similitudes en nuestra idiosincrasia y raíces culturales, nuestro temperamento se identifica mucho más con la ejecución de la técnica para bailarines latinos que el método inglés.
“De ahí que el objetivo principal de esta cita —precisa Cabrera— sea que en todo el noreste de Brasil, las escuelas de ballet se instruyan dentro de nuestro método y que enseñen también el sentido social que debe tener el ballet.
“Históricamente Brasil ha tenido figuras muy grandes como Marcia Haydée, Ana Botafogo, Thiago Soares, entre otros, pero el movimiento fuerte de la danza académica está en ciertas zonas, no en todo el país. En Salvador no hay una gran tradición de ballet profesionalmente hablando, pero hay muchos muchachos con talento, aunque con escasos recursos económicos para pagarse la escuela.
“Este evento brinda la posibilidad de becas y se otorgaron alrededor de 60 becas, sobre todo a varones porque es necesaria la presencia masculina”, explica Cabrera, quien impartió conferencias magistrales en varias escuelas y universidades.
De esos intercambios, Cabrera asegura que en el gigante sudamericano existe una admiración inmensa por los bailarines cubanos. “Carlos Acosta, por ejemplo, está en un lugar especialísimo y puedo asegurar que es interés de las autoridades que la danza cubana y su método lleguen a Brasil”.
“Cada día se ha hecho más evidente la grandeza del ballet cubano. En cualquier compañía del mundo hay un cubano y cada uno responde a una manera técnica y ética de formación.
“En mis viajes siempre aprendo y fue muy lindo constatar el prestigio que tiene el Ballet Nacional de Cuba y sobre todo la figura de Alicia Alonso, a quien se le admira y se le respeta inmensamente”.












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