ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

CIENFUEGOS.—Durante años he firmado textos en varios medios alrededor de la necesidad de alternativas para que el público infantil pueda conocer, amar, el generoso caudal del pentagrama cubano. Por eso me reconforta tanto que los Hermanos Novo, de Cienfuegos, hayan generado una idea maravillosa en función de activar el interés de las nuevas generaciones hacia algo tan ligado al alma de nuestra nación como la trova.

Se trata del Concurso Infantil de In­ter­pre­tación de Canciones de la Trova Cubana, el cual Pedro y Roberto Novo iniciaron en su Peña La Trova de Guardia, con sede en la Uneac sureña (que los coauspicia en este empeño junto a otras instituciones).

Constituye un evento competitivo para pe­queños de entre siete y 14 años de edad, cuya finalidad principal consiste en incentivar en ellos el conocimiento y disfrute de ese imprescindible género.

Tras la selección previa de los participantes, fueron escogidos 12 finalistas para, de un gru­po de 36 canciones, escoger los temas con los cuales ellos concursan a lo largo de un sistema escalonado, desde el pasado 7 de junio hasta el 23 de agosto.
Esa última fue la fecha escogida para la entrega del Gran Premio del Concurso. El ganador recibirá el muy bien pensado trofeo de una guitarra; pero habrá diversos lauros colectivos para todos.

Todas las semanas, antes de iniciar la competición, se deja escuchar a los participantes un mensaje especial grabado para los niños, en voz de personalidades como Tin Cremata, Liuba María Hevia y Kiki Corona, entre otras personas sensibilizadas con la aventura infantil trovadoresca capitaneada por Los Novo.

Lo más estimulante es el banco de temas mu­sicales a disposición de los infantes. Criollísimo, imperecedero, dicho álbum de melodías imprescindibles del catálogo patrio remite a clásicos y también a obras más recientes pero de notable dimensión artística.

Ahí figuran Mujer bayamesa y Perla marina, de Sindo Garay; Y tú qué has hecho, compuesta por Eusebio Delfín; Novia mía, de José Antonio Méndez; Contigo en la distancia, de la autoría de César Portillo de la Luz; Veinte años, perteneciente a María Teresa Vera; Si de tanto soñarte, de Lázaro García; Te perdono, firmada por Noel Nicola; Decirte cosas de amor, escrita por Roberto Novo; Acuérdate de abril, de Amaury Pérez; Amor de millones, de Sara Gon­zález; Lo feo, suscrita por Teresita Fernández; Para Bár­bara, de Santiago Feliú; Ojalá, de Silvio Ro­dríguez y Mariposa, de Pedro Luis Ferrer, entre más de 30 números.

Cada una de las canciones interpretadas por los pequeños será grabada y existe el propósito de editar un fonograma contentivo del esfuerzo colectivo.
Los periodistas y críticos podremos hacer decenas de alertas, pero si entre la comunidad intelectual, los creadores, las instituciones y las direcciones de Cultura de los territorios no se instrumentan mecanismos definidos y sistemáticos, ese tipo de esfuerzo caerá al vacío.

Acciones semejantes a la de marras, empero, permiten pasar del enunciado a la acción. No vamos a pecar de ilusos y creer que este concurso barrerá los reguetones convertidos en los hijos dilectos de los altavoces instalados en centros culturales, educativos, recreativos, frecuentados por nuestros hijos. Pero es algo, y el primer paso es básico, según nos recuerda la sabiduría china. De modo que hay motivos para la esperanza y es la hora de apoyar y respaldar, entre todos, a Los Novo, en su nuevo empeño a favor del crecimiento espiritual.

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