
Estrenada este sábado por la televisión, Serena (2014) es una de las últimas “apuestas fuertes” de Hollywood a partir de que sus dos actores protagónicos, los taquilleros Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, ya se habían reunido con éxito en tres filmes anteriores (y hasta de romance entre ambos se habla). Ello, además de que la directora danesa Susanne Bier es de probada calidad y la cinta se inspira en una novela de mucho éxito.
El calificativo de “taquilleros” no les resta méritos en lo absoluto a los reiterados desempeños de Cooper y Lawrence, en especial ella, que a los 24 años ha demostrado con creces ser mucho más que la última cara bonita de Hollywood, y habría que recordar que su actuación en Huesos de Invierno (2011), marcaría el comienzo de un éxito sin resbalones.
Precisamente la actuación de Jennifer Lawrence es lo mejor de Serena y viéndola se recuerda a la Barbara Stanwyck de los años cuarenta y cincuenta, capacitada para papeles de mujer independiente con un signo de perversidad.
Pero aquellos rasgos de mujer fatal que los directores le hacían acentuar a la Stanwyck, la Lawrence los matiza a la perfección en el personaje apasionado y perverso de Serena, no obstante estar envuelta en un guion que casi desde el mismo inicio no sabe ocultar sus derroteros y termina redondeando un melodrama clásico, a la manera de los realizados por Hollywoood hace más de medio siglo, aunque con menos emociones legítimas.
No obstante el bello despliegue fotográfico de Serena, y su historia de amor, celos, pasión y muerte ubicada en los años de la depresión, el tufo de “algo ya visto”, repleto de tópicos y con un final más que convencional, no hay quien se lo quite.
¿Qué pasó entonces con la experimentada Susanne Bier?
La pregunta no lleva implícita la exigencia obligatoria de una calidad a toda costa, algo inimaginable, pues sobran los creadores con una obra irregular, y otros que luego de acariciar los triunfos más excelsos no encuentran luego el camino del éxito, pues ya se sabe que no todos los días se puede tocar el firmamento con un dedo.
Pero el caso de la danesa Susanne Bier es significativo, ya que después de comenzar al lado de Lars von Trier y los postulados del movimiento Dogma 95 se aparta muy pronto de ellos, entre otras razones por considerar la música y demás riquezas del lenguaje fílmico como factores determinantes.
Luego de triunfar en Europa con varias cintas, entre ellas En un mundo mejor (2010)), ganadora del Oscar a la mejor película extranjera, y de alternar con trabajos en la cinematografía norteamericana, la inteligente y prolífica Susanne Bier filma Serena poco después de haber declarado que le interesa “contar historias profundas, para una audiencia lo más amplia posible”.
Hoy se dice de ella que en Hollywood la consideran una directora alternativa, y en Europa una directora comercial.
Lo cierto es que en este último filme suyo, acerca de un hombre y una mujer que luego de enamorarse en Boston se van a conquistar la América profunda, no deja de ser uno más del montón.
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Viviana dijo:
1
24 de marzo de 2015
09:27:21
nrt dijo:
2
24 de marzo de 2015
20:26:26
Aram Joao Mestre León dijo:
3
25 de enero de 2016
13:21:41
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