
La otra esquina tiene el mérito de haber aterrizado en la televisión cubana justo después de Playa Leonora. Eso, unido al guion de Yamila Suárez, la dirección de Ernesto Fiallo y las excelentes actuaciones de gran parte del elenco, han hecho de esta telenovela un pequeño oasis en medio de la crisis que vive actualmente el género en nuestro país.
La trama habla de amor, de conflictos familiares, de violencia de género, de emigración y de poner la satisfacción profesional por encima de tantas cosas. Temas que podemos hallar en casi la totalidad de estas propuestas audiovisuales.
La historia de Silvia, interpretada por Blanca Rosa Blanco, atraviesa toda la telenovela. Su separación con Marcel (Julio César Ramírez) y su amor por el trabajo y las clases “pone en peligro” las comodidades de su hija y en tela de juicio sus cualidades como madre. Quizá esto la convierte en uno de los personajes más controvertidos de la telenovela. Sin embargo, esta historia pasa en ocasiones a un segundo plano, al resultar más interesantes algunas sub-tramas como la que protagonizan Bobby (Juan Carlos Roque Moreno), Julia (Amarilys Núñez) y el resto de la familia.
El barrio al que regresa Silvia, sus gentes, alimentan el resto de la trama. Y hay de todo, un padre retrógrado y celoso, amor en la tercera edad, prejuicios, el hijo que retorna para organizar una salida ilegal, emigrantes internos, traiciones, amores prohibidos, la primera vez… Historias comunes, pero de forma general muy bien contadas en La otra esquina, y he aquí el sentido de su título.
A destacar, la pareja de Hugo Reyes (Camilo) y Yerlín Pérez (Mabel), de una naturalidad exquisita, Fernando Hechevarría (Micky) quien nos tiene acostumbrados a actuaciones magistrales cada vez, y Juan Carlos Roque Moreno (Bobby), junto a intérpretes ya consagrados dentro y fuera de la pantalla chica como Paula Alí, Enrique Molina y el recientemente desaparecido Raúl Pomares.
Aunque la fotografía es en su mayoría acertada, la telenovela abusa de escenas que transcurren en la penumbra, la mayoría sin necesidad alguna, pero ha logrado disminuir aquellas a la mesa, tan recurrentes en otros audiovisuales de su tipo, donde gran parte de los capítulos acontecían en los horarios de comida.
La música original de Raúl Paz es punto y aparte. Tanto los temas compuestos específicamente para ella, como las canciones que ya formaban parte de su repertorio, complementan magistralmente las historias.
La otra esquina no es la gran telenovela, ya lo sabemos, pero en el afán de las entregas anteriores de reflejar los conflictos más inmediatos de la sociedad cubana logra —no así sus predecesoras inmediatas—, visualizarlos sin que estos suenen demasiado a mensajes de bien público.
Luego de las no tan bien recibidas Tierras de fuego, Santa María del Porvenir o Playa Leonora, la telenovela de Ernesto Fiallo ha venido a ofrecer un respiro a quienes prefieren un espacio televisivo que necesita repensarse desde hace algunos años. Mientras tanto —aún con sus defectos—, disfrutemos del oasis.
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Rafaela Martínez Savón dijo:
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Robert dijo:
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