
Si tuviera que escoger un momento significativo entre los muchos que hubo en la extensa jornada inaugural del XXVIII Festival de La Habana de música contemporánea, de la UNEAC, me detendría en los estrenos de obras de Alfredo Diez Nieto.
A los 96 años de edad demostró no solo una asombrosa vitalidad con partituras recién salidas del horno de la creación, sino también ser portador de novedosas y osadas propuestas como las contenidas en el retador Movimiento perpetuo para viola, y Sonata no. 2 para guitarra, dedicadas ambas a intérpretes comprometidos con la razón estética del compositor como la violista Anolan González y el guitarrista Carlos Ernesto Varona.
En el capítulo de los homenajes destacó el recuerdo de la veta experimental del Harold Gramatges de Móvil III (flauta, Alberto Rosas; piano, Yanner Rascón), el estreno absoluto de Escenas, de Héctor Angulo (piano, Alba Liria Shand) y la revisitación por el Ensemble Nueva Camerata, que dirige Haskell Armenteros, del Quinteto no. 1, de Juan Blanco, escrito antes de que el maestro se decantara totalmente por la música electroacústica.
Otro estreno, Se caerán, para voz y cuerdas, llegó al público con una carga dramática progresivamente dosificada. Su autor, el italiano Adriano Galliusi, es un digno heredero de una vanguardia en la que innovación estética y toma de partido confluyeron orgánicamente. Fue otra prueba de las cualidades y convicciones artísticas de la soprano Milagros de los Ángeles, en compañía de la orquesta Solistas de La Habana.
A esa agrupación, bajo la conducción de Iván Valiente, habrá que encomiarla por la labor de recuperación entre nosotros del repertorio de Aurelio de la Vega (Elegía y Variación del recuerdo), compositor cubano con varias décadas de vida en Estados Unidos donde goza de reconocimiento y difusión.
Considerada entre nuestras agrupaciones vocales de excelencia, la Schola Cantorum Coralina, dirigida por Alina Orraca, cerró el programa al máximo nivel, con la ingeniosa Karimatanu Kuisha, del japonés Ko Matsuhita; la siempre agradecida página de Frank Fernández, Vértigo de lluvia; y la fascinante Aporrumbeosis, de Guido López Gavilán, una de las piezas más atrevidas, complejas y a la vez disfrutables del repertorio coral cubano contemporáneo.












COMENTAR
Juana Maria dijo:
1
18 de noviembre de 2014
01:34:35
MARCOS dijo:
2
18 de noviembre de 2014
07:42:53
Responder comentario