ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Patrick Modiano, en una reciente imagen tomada en París. Foto: ABC

Contra la mayoría de los pronósticos, el Premio No­bel de Literatura 2014 recayó este jueves en el escritor francés Patrick Modiano. Durante más de una semana las cábalas insistían en dos nombres: el japonés Ha­ruki Murakami, autor de una fascinante serie de no­velas entre las que destacan Tokio Blues, 1Q84 y Sputnik mi amor; y el ugandés Ngũgĩ wa Thiong'o, con una sólida obra de contenido anticolonial y emancipador y la singularidad de haberla escrito en su lengua natal, el kikuyu.

Modiano salió debajo de la manga, más no por ello desmerece el Nobel. Na­cido en Boulogne-Billan­court en los días finales de la Se­gunda Guerra Mundial (1945), fue galardonado, según el jurado por “el arte de la memoria con el que ha evocado los destinos humanos más inasibles y descubierto el mundo de la ocupación”.

A esa conclusión puede llegar el lector que repase la trilogía escrita entre 1969 y 1972 compuesta por las novelas El lugar de la estrella, La ronda nocturna y Los bulevares periféricos, traducidas al español, la última acreedora del Gran Premio de la Academia Francesa. Lejos del tono épico, y con una admirable economía de palabras, Modiano centra su mirada en el impacto de la ocupación nazi en la vida cotidiana de los franceses y en la confrontación de valores morales.

Entre los blasones de su trayectoria exhibe el Premio Goncourt en 1978 por La calle de las bo­degas oscuras. Así como lo descubrimos en América Latina a raíz de su publicación en 1980 por la editorial venezolana Monte Ávila, que también incluyó en su catálogo la novela Villa Triste.

Es muy difícil dejar a un lado las páginas de La calle… y no compartir el angustioso proceso de búsqueda de la identidad de su protagonista, el detective retirado Guy Roland, quien va de Nueva York a Roma, pasando por Vichy y rumiando su ansiedad en un París que quiere olvidar. Como también es imposible desmarcar la narrativa de Modiano de una experiencia traumática personal: el papel desempeñado por su padre durante la ocupación, un hombre de origen italiano que traficó con los nazis.

Otro costado por el que nos ha llegado Modiano es el cine. En 1974 el reconocido cineasta francés Louis Malle filmó un guion suyo, Lacombe Lu­cien, sobre el colaboracionismo con los ocupantes de ciudadanos franceses.

Su novela más estremecedora se titula Dora Bruder (1997). Una nota leída en un recorte de periódico de 1942 en la que alguien buscaba a una joven de 15 años desencadenó una trama que culminó en el campo de exterminio de Auschwitz. Modiano se sumergió en los registros policiales de la época, entrevistó a gente que pudo conocer a la muchacha, desanduvo por las calles del barrio donde ella vivía. Casi nada encontró, salvo que la habían embarcado en un tren con destino a la cá­mara de gas. Dora Bruder califica como una pieza clave en la vindicación de la dignidad humana.

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