Sólido exponente del quehacer titiritero cubano, el Teatro Nacional de Guiñol (TNG) muestra su “arte de infinitas posibilidades”, como lo definieron en una ocasión sus fundadores (Carucha, Pepe Camejo y Pepe Carril), en distintos escenarios del mundo.
Hasta la cuarta edición del Festival Internacional El Tendal de los Títeres de Candás, en Asturias, llegó el legendario elenco cubano el pasado mes de agosto para compartir con el maestro marionetista Pavel Angeli, de la República Checa, nación en donde los títeres se reconocen como arte nacional; así como con colectivos del continente latinoamericano, entre los que figuraban el grupo Títeres Tin Marín de la República Bolivariana de Venezuela, y la argentina Compañía Artesanal de Títeres Les Go.
De acuerdo con la información ofrecida a Granma por el actor y director, Armando Morales, el TNG mostró el espectáculo En un retablo cubano René y Javier, compuesto por dos títulos: Historia de Burros, de René Fernández, título basado en el texto Platero y yo, del escritor español Juan Ramón Jiménez, y El pícaro Burlado, de Javier Villafañe, interpretados por Lázaro Hernández y el propio Morales, respectivamente.
A punto de partir de gira nuevamente, ahora, hacia tierras aztecas los titiriteros declararon a nuestro diario que esta edición del Tendal de los Títeres de Candás “marcó la acción integradora del títere como instrumento imprescindible de los pueblos. Arte que responde a la necesidad de imaginar; de otorgar vida al objeto. Los realizadores del proyecto: el Teatro Yheppa, dirigidos por los titiriteros Carlos y Yolanda Diana lo ha tenido en cuenta a lo largo de las cuatro ediciones, lo cual ha fortalecido y revelado que los títeres y su jolgorio, desde milenios, lanzan a voz en cuello las verdades humanas”.
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