ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Habana, 2014 acrílico sobre tela 

No es menester detenerse en el título de las notas que acompañan la exposición para constatar que José Omar Torres (Matanzas, 1953) vive, crea, cree y se realiza en el entorno urbano habanero. La crítica y curadora Marilyn Sampera presenta la muestra que ocupa este verano la galería Collage Habana (calle D, entre 1ra. y 3ra., El Vedado) como una “ciudad sugerida”, “cosmovisión de nuestros barrios germinada en los andares del artista”.

José Omar ha querido ser parco en lo que expresa. El repertorio desplegado en la galería se agrupa bajo una genérica llamada de atención: Ciu­dad sugerida. Pinturas. Pero el es­pec­tador se da cuenta con tan solo posar las pupilas sobre las obras, que el artista pinta una ciudad, que la re­presenta en sus siluetas más íntimas, que comparte una experiencia visual que nace del trato cotidiano con un paisaje no por familiar menos sugerente.
Lo que vemos es fruto de una prolongada exploración que ha ido desarrollándose en varias etapas, desde que hizo explícita su filiación temática en exposiciones como La ciudad de las columnas (Fun­da­ción Alejo Carpentier, 1991) y Signos de la ciudad (La Acacia, 2000).

Cada vez José Omar va más a las esencias, aunque sin renunciar a gestos muy suyos: esos finos trazos negros y blancos con los que sugiere escaleras, cablerías eléctricas, andamios, antenas, tendederas o simples redes estructurales sobre las que descansa la perspectiva del paisaje.

Por momentos la balanza se inclina por la aproximación a elementos verificables en la realidad. Habana, una tela pintada este mismo año, nos coloca ante una visión de la ciudad vista desde el mar, saltándose la línea del Malecón, mediante una franja monocroma que separa el mar de los edificios de la franja costera.

Pero la abstracción gana peso tanto en obras donde la síntesis pictórica rebasa toda indicación argumental, como Erosión, como en otras donde la propia abstracción se deconstruye, como Estructura, no por casualidad ambas resueltas des­de una monumental verticalidad.

José Omar ha logrado en sus pinturas un uso equilibrado y sobrio del color. Es un pintor de atmósferas, más que de paisajes. Esa es su razón poética.

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