ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Una imagen de Gustavo Adolfo Bécquer “mira” pasar a los agitados transeúntes que van y vienen por la habanera calle de Obispo. La mirada nostálgica y a la vez desafiante del poeta, tomada por la mano de su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, constituye la portada de un libro que recoge la primera versión original de las Rimas escritas por aquel bardo español, al que  muchos identifican  como el eterno novio de toda mujer.

Rimas, primera versión original, está a la venta en la librería Fayad Jamís,  y con toda seguridad en otros puntos de venta, incluso antes de celebrarse la Feria del Libro, en febrero. El título, rubricado por la colección Sureditores  y con prólogo de la poeta y crítica literaria Jamila Medina, ocupa allí una posición privilegiada en la hermosa vidriera del inmueble. Y no puede resultarme natural —a pesar de tener conciencia de cuánto disminuye en la mayoría del público juvenil, aunque haya excepciones, el gusto por la lectura— que los versos del ilustre sevillano, nacido en 1836, pero creador de una poesía para todos los tiempos, se empolve junto a otros textos también meritorios en el más claro ángulo del salón.

Me atrevo a asegurar que a una buena parte de los adolescentes y  jóvenes de hoy —hijos, sobrinos, alumnos, vecinitos nuestros— no les dirá nada la expresión Volverán las oscuras golondrinas, grabada en la memoria de todos los que alguna vez la leímos, y  tomada de uno de los más hermosos poemas escritos por Bécquer al (des)amor. O que muchas muchachas tristemente se reirán si alguno de sus enamorados, tal vez visto  como un bicho raro entre el grupo, les responde “poesía eres tú”  a la pregunta de alguna de ellas sobre el concepto de poesía.

Sé que no es Bécquer un anónimo en la totalidad del público juvenil, si se tiene en cuenta que algunos podrán mencionarlo entre los más gustados poetas que cantan al amor. La enseñanza media lo contempla en sus planes de estudios y su nombre se erige entre los clásicos románticos en el momento de estudiar el movimiento artístico literario al que perteneció. Pero eso no bas­ta, Bécquer no merece ser conocido por unos pocos, como nadie merece desconocerlo.

A juzgar por las cosquillas que despierta su lectura, tanto en las primeras edades, cuando el espíritu se estrena en el amor, como en aquellas en las que el sentimiento es más maduro; por las emociones que se enraízan en quienes al menos un día nos deleitamos  con esas páginas, Béc­quer es una lectura necesaria y vital, de esas que alimentan la voluntad.

Las rimas que enseñaron a los jovencitos de otros tiempos que el recuerdo doloroso de un amor perdido ataca el alma “como enjambre de abejas irritadas” y que la vida es como un erial donde “alguien va sembrando el mal/ para que yo lo recoja”, cuando las cosas no nos salen bien, no deben pertenecer al caudal que nutrió solo a generaciones de otros tiempos.

Los versos que llenaron las páginas de un libro que nunca descansó en las bibliotecas —por estar siempre en su condición de préstamo pasando de mano en mano— y mucho menos duró más de una semana en las librerías por venderse como pan caliente, tienen que llegar a los corazones que laten hoy.

La fuerza del amor eterno; el misterio; la melancolía; el amor imposible; la soledad, el frío de la muerte; el orgullo útil y el inú­til; la traición impía; la vanidad; el pesimismo; el olvido y, en sentido general, el amor, como sentimiento mayor, están en las rimas becquerianas, para echar mano de ellas  y usarlas como un bálsamo en los momentos en que más las necesitemos.

“No digáis que agotado su tesoro, De asuntos falta, enmudeció la lira: Podrá no haber poetas; pero siempre habrá poesía”, nos dejó escrito el poeta. Sin embargo, le están faltando lectores. Digámosle  que, a pesar de su mirada penetrante, no lo hemos visto; que la gente apurada en su cotidiano andar no ha notado allí la presencia de esta maravilla de la lírica universal, que sin saber por qué ni cómo, en vez de ir en su búsqueda, está esperando por ti.

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toyo dijo:

1

14 de julio de 2014

13:30:49


A Becquer le estare eternamente agradecido porque gracias a la rima XXlll y una rosa,logre conquistar a mi esposa,ahi les dejo la rima... Por una mirada, un mundo, por una sonrisa, un cielo, por un beso... yo no sé qué te diera por un beso. Y ojala no se acaben los romanticos