Dos jóvenes talentos del Ballet Nacional de Cuba (BNC), entraron por la puerta ancha en sus interpretaciones del doble papel Odette-Odile, de El Lago de los cisnes que concluyó con un rotundo éxito en la sala Avellaneda del teatro Nacional.
La primera solista Estheysis Menéndez, y la bailarina principal Grettel Morejón, fueron las encargadas de demostrar en escena la vitalidad de la Escuela Cubana de Ballet. El cierre de la temporada no pudo ser mejor. En una de esas funciones en que todo se conjuga del lado positivo, Estheysis en su debut demostró estar preparada para retos mayores, pues este es el primer gran ballet que protagoniza.
Sobre las tablas brilló en cada instante, siendo característica latente la hermosa línea y el trabajo de manos y brazos (port de bras). Su Odette fue pura melancolía y latió en la escena. En el tercero (Odile) pudo mantener las excelencias del segundo en un personaje, donde vibró más que la maldad y volvió a enseñar sus excepcionales condiciones naturales.
En la coda del pas de deux del Cisne negro, luego de la serie de treinta y dos fouettés, bien ejecutada, culminó la conocida “vaquita” arabesques ponchés, con los brazos detrás y una “clavada” de altura.
Grettel Morejón, en su debut en Cuba (ya lo había bailado en España), dejó a las claras que es una bailarina en mayúsculas. Así lo demostró en la función del sábado, donde delineó muy bien sus dos personajes. El adagio fue punto alto en el primer acto, matizado por una técnica siempre en ascenso. En Odile entregó otro personaje, con una actuación convincente. La coda, digna, con sus treinta y dos fouettés limpios, y sin exageraciones.
Para ambas, y es frase trillada pero obvia, se inicia la etapa de perfección. Máxime, hacer también hincapié en los elementos expresivos para redondear su caracterización a planos superiores. Para ello hay tiempo. Pero lo realizado quedará grabado como otro feliz momento de debut de dos excelentes bailarinas cubanas.
Ellas tuvieron a dos compañeros de alto linaje a su lado. La primera dialogó en la escena con uno de los mejores talentos masculinos con que cuenta el BNC en estos tiempos. Dani Hernández es, ante todo un bailarín noble, con un físico ideal para estos personajes, es fino, cuidadoso en cada detalle del baile, con perfecta línea y, ante todo un perfecto acompañante.
Por su parte, Grettel bailó con Ernesto Álvarez, quien a pesar de algunas lesiones, no ha dejado de ser un buen bailarín y un inmejorable partenaire.
Con mucho rigor abordó el Sigfrido que fue sólido pilar en el que la juvenil bailarina se apoyó para enfrentar la difícil actuación. Detrás se observaron los resultados de la intensa labor preparatoria, sin olvidar la mano de maîtres, profesores y ensayadores que “esculpen” en el día a día el quehacer artístico. Ha sido, pues, muy acertada la decisión de entregarles a las jóvenes bailarinas estos personajes, pues aunque la idea parece ser permitirle a todo el mundo que lo baile todo, la habilidad para seleccionar un rol hace también la imagen de un artista.
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Jose R. Oramas dijo:
1
8 de julio de 2014
10:06:08
Columba dijo:
2
9 de julio de 2014
10:27:58
Chuy Meza dijo:
3
9 de julio de 2014
22:28:29
Raúl Menéndez Torres dijo:
4
10 de julio de 2014
01:23:10
Gualterio Nunez Estrada dijo:
5
10 de julio de 2014
10:40:26
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