
No es posible pensar en Cuba y Puerto Rico sin que acuda a nuestro pensamiento el concepto que las define como las dos alas de un mismo pájaro.
Atribuidos erróneamente a José Martí, los versos tienen su historia. La protagonista fue una mujer genial, puertorriqueña y cubana al mismo tiempo, a juzgar por los altos vuelos de su naturaleza desde la que amó con igual lealtad a sus dos patrias.
Circunstancias muy singulares hicieron improvisar a la poetisa, periodista y revolucionaria Dolores Rodríguez de Astudillo Ponce de León, más conocida como Lola Rodríguez de Tió (Puerto Rico, 1843 - La Habana, 1924), la ardiente redondilla: “Cuba y Puerto Rico son/ de un pájaro las dos alas/ reciben flores y balas/ sobre un mismo corazón”.
Lola había sido invitada al banquete que se celebraba cada año a los miembros del Tribunal de profesores de la Universidad de La Habana, los cuales tenían la responsabilidad de examinar en San Juan —por no contar con una sede universitaria allí— a los estudiantes de Segunda Enseñanza. En presencia de españoles y con su copa levantada le brota este sentir aconsonantado que en poco tiempo se haría célebre, sobre todo en los círculos clandestinos independentistas de ambas tierras.
Esta es acaso la génesis del asunto que con mucho esfuerzo pueden citar solo algunos al oír hablar de ella, si se tiene en cuenta que un desconocimiento inmerecido cubre la biografía de esta singular personalidad cuyas proezas revolucionarias, literarias y humanas cuesta mucho resumir en pocos párrafos.
Sobradas anécdotas dan fe de la voluntad de esta mujer que con solo 13 años puso ojos y corazón en quien sería su compañero durante toda la vida, el también poeta y revolucionario borinquense Bonocio Tió Segarra, con quien se casaría nueve años después de que naciera aquel amor a primera vista y con quien compartiría ideales de libertad, alegrías y entrañables pérdidas.
Autora de La Borinqueña, composición poética que devendría entonces Himno Nacional de Puerto Rico, Lola deja bien claras sus ideas políticas influenciadas por Bonocio y por el líder del independentismo de su patria natal, Ramón Emeterio Betances. En esta letra emerge Cuba, la otra ala del ave que anida en su ser: Bellísima Borinquen/ a Cuba has de seguir, / tú tienes bravos hijos/ que quieren combatir…
Se convirtió, sin tener todavía la madurez literaria propia, en la voz lírica del movimiento patriótico. Pero su tenacidad y talento no se hicieron esperar demasiado para que su obra fraguara en una amalgama de alto quilate político y literario que la erigió en la principal exponente de la poesía puertorriqueña de fines del XIX.
Poco se sabe del papel que desempeñó en la lucha por la reivindicación de los derechos de la mujer; de las incomprensiones en su afán intelectual —antes vividas por esa grande del barroco mexicano que fue Sor Juana Inés de la Cruz— de las que fue objeto; de sus múltiples destierros por ser acusada de conspiradora contra el gobierno de su país de origen; de su obra poética, nunca antes publicada en nuestro patio.
Grandes confusiones se entretejen alrededor de su figura respecto a su coincidencia con nuestro Apóstol, que sin saber de ella citó sus versos, y desanduvo similares rumbos a los suyos. Apenas se sabe que vivió en varios parajes de la geografía habanera, que expiró en la capital cubana y que la Necrópolisde Colón guarda sus restos mortales, a los que aún no le dan sombra ni el laurel ni la palma que pidió para ellos el generalísimo Máximo Gómez, admirado ante la integridad de la extraordinaria dama.
La editorial Arte y Literatura del Instituto Cubano del Libro viene a salvar ese vacío con el libro Mis cantares y otros poemas, Lola Rodríguez de Tió. El crítico y poeta Jorge R. Bermúdez, compilador del texto, firma también un enjundioso prólogo cuya lectura nos ofrece muy de cerca a Lola, tal y como todo cubano necesita aprehenderla.
La presentación del libro, que por primera vez pone a disposición del lector cubano la obra literaria de la poetisa, tuvo lugar por estos días en el Centro Pablo de la Torriente Brau, a cargo del poeta Víctor Casaus, director de la institución que promueve la obra de otro grande de Puerto Rico y Cuba. Que estas hermosas páginas sean leídas por los hijos de la otra patria que ella eligió, será todo un gusto y un aleteo feliz del corazón.
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roberto rodríguez dijo:
1
24 de mayo de 2014
03:10:16
Dionisio Conde dijo:
2
25 de mayo de 2014
11:18:58
Margarita M. Asencio López dijo:
3
26 de mayo de 2014
12:33:38
José corcino dijo:
4
27 de mayo de 2014
11:29:14
Mercedes Rodríguez López dijo:
5
27 de mayo de 2014
23:11:13
Carmen López dijo:
6
11 de junio de 2014
09:28:33
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