ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El grupo español Chambao junto a Carlos Varela y Pancho Amat, en el Karl Marx. Foto: Yander Zamora

Descalza, con un mapa de tatuajes sobre el cuerpo, y la palabra respeto grabada en el pu­ño izquierdo. Es La­mari de Cha­m­bao y acaba de iluminar la noche habanera con su aterrizaje  en el es­cenario del Karl Marx. An­tes, ha­bía pasado Carlos Varela para repasar  algunos de los temas de su época más reciente, Telón de Fondo, Col­gando del cielo y Siete. También incursionó, para bien de la noche, en su disco Como los peces. De ahí eligió Como un ángel, ese título que después de tanto tiempo y de los nuevos giros de esta época, con­serva la virtud de emocionarnos y de mantener el mismo valor de sus inicios. Eso, a pesar de que el “gno­mo” lo ha arropado en vivo con nuevos arreglos que nos hacen extrañar el tema tal y como lo oímos por primera vez.

Es viernes. Es el día elegido por Chambao para su debut en Cuba, organizado por la Sociedad General de Autores y Editores  y el Festival In­ternacional Cubadisco. Lamari, co­­­mo era de esperar, le pone ganas al asunto. Lo  hace después de cantar a dúo con el trovador los temas Bendita lluvia y Habáname. Poco después regresa al escenario. Viene acompañada de cuatro de los nueve in­tegrantes de Chambao. El guitarrista Tony Cantero, Roberto Can­tero en flauta y saxofón, Toni Rome­ro en el piano y Juan Heredia en la percusión.  El resto de la banda no pudo viajar por problemas de in­fraes­tructura, según dijo la cantante en una conferencia de prensa previa al concierto.

Foto: Yander Zamora

En algún momento el alma de Chambao se sumergió en la bruma de la duda. Estaba al tanto de  que su música no había gozado de la repercusión mediática suficiente en la Isla. Pero poco importó. Lamari to­mó el escenario como si siempre hubiera estado ahí y dio luz verde a los compases de Respira que comenzaron a calentar el ambiente del teatro. Ha­bían transcurrido algunos minutos cuan­do la cantante tuvo que confesar su sorpresa ante un público en el que pensaba que prácticamente no había iniciados en la obra de Chambao.  “Cre­ía que conocían uno o dos temas pero no que eran expertos en nuestra música”,  dijo sonriente mientras con­versaba con los asistentes con pasmosa sencillez.

La banda malagueña hizo escala en Cuba para continuar celebrando la primera década de su carrera con el disco 10 años Around The World, un álbum que evidencia con líneas maestras los afluentes creativos de esta banda que  partió de un enorme respeto hacia la tradición ancestral  del flamenco para crear en el panorama de la música algo nuevo, original, con nervio. Si bien su aterrizaje rompió el corsé de los más puristas, la crítica acostumbrada a etiquetar todo lo que le cae en las manos, le estampó sobre la espalda el nombre de Fla­menco Chill, una etiqueta a la que, sin embargo,  los músicos de Cham­bao no le han prestado demasiada atención.

Obviamente 10 años Around The World, un recorrido por la historia de la alineación, ocupó las filas centrales del concierto. Tam­bién echaron ma­no a discos anteriores que nos re­cuerdan diversas  facetas de su impecable obra y que sirven como un muestrario profundo de su trayectoria, surcada, además, por una  reconocible conciencia social.

Si bien ha incorporado nuevas me­­­lodías con el tiempo y nuevas fu­entes de expresión, basadas, no obs­tante,  en seguir absorbiendo to­dos los co­lores de la vida y edificando la dignidad de los seres humanos, la banda no ha perdido la ruta de sus orígenes. Lo demostraron temas fi­na­mente sensitivos como Voces, Ro­sa María, El vaivén y Málaga bonita, que provocaron mag­níficas vibraciones en el teatro, donde también, en varios mo­mentos, se escuchó a la cantante exhortando a que descubriéramos en esta noche un espacio para despejar la cabeza, vivir con ganas y  ser un poco más libres de las rutinas diarias.

Chambao se empeñó en suplir con creces su ausencia de los escenarios cubanos. Con talento, alegría y pasión ofrecieron un show sin  respiro en el que hubo espacio para casi todos los temas que los colocaron en los primeros puestos de la llamada World Music. Y para recordar en los finales sus vínculos con la mú­sica cubana, Lamari le cursó una invitación a Pancho Amat y a  Va­re­la, con quien interpretó de  forma so­bresaliente los temas De­talles, Pa­peles mojados y Tu recuerdo.

Más allá de la música, Chambao fue un estado de ánimo, un sentimiento, una filosofía, un viaje en tren en el que se pueden divisar todo tipo de paisajes.  Sí, Lamari con la excelente compenetración de los mú­sicos que comanda, fue capaz de llevarnos, sin previo aviso, a un fabuloso  recorrido por los trazos reconocibles de las calles de Málaga, por los rincones alejados de las postales tu­rísticas de Eu­ropa y  por el alucinante arcoíris cultural de la India. Y lo  hizo con una música que,  sin dudas, también se escucha como  si fuera el  sonido de la li­bertad.

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Francisco Rivero dijo:

1

19 de mayo de 2014

19:37:00


Me alegra mucho la presentacion de Chambao en Cuba, nunca es tarde si la dicha es buena. Un saludo cordial