
De paso por Moscú rumbo a China, la escritora y periodista cubana Marta Rojas ofreció la buena nueva de la terminación de su sexta novela, que se titula Las campanas de Juana.
Esta obra abarca un lapso entre los siglos XVI y XIX, y tiene como centro las minas de El Cobre, en Santiago de Cuba, y su relación con el imperio español desde los tiempos de la reina Juana “la loca”, quien según Rojas, “de loca no tenía nada”.
Todo un paradigma para diversas generaciones de periodistas latinoamericanos, la novelista fue reelecta recientemente miembro del Consejo Permanente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en su octavo congreso.
Rojas viaja a China para la presentación del testimonio antológico El juicio del Moncada, así como su libro El equipaje amarillo, ambos traducidos al idioma mandarín.
Acerca de su opinión sobre los vínculos de Rusia y Cuba en el ángulo artístico-literario, la autora a quien Alejo Carpentier calificó de periodista y novelista por instinto en su prólogo a El juicio del Moncada, dijo que "la literatura rusa desde sus anales ha tenido un gran arraigo en Cuba y hasta la contemporaneidad, a ello se agrega el hecho de que varios escritores cubanos están indisolublemente ligados a Rusia por el vínculo materno".
Tal es el caso de Carpentier Valmont, primer Premio Cervantes latinoamericano, autor de varios clásicos, así como Graziela Pogolotti Jacobson, y más recientemente la joven Anna Lidia Vega Serova. Ese nexo sanguíneo es significativo, pues es la única herencia que no admite dudas, enfatizó.
Sobre Las campanas de Juana, según la autora, se trata de una novela coral de forma inédita porque en ella un lector de tabaquería es el que supuestamente lee una obra escrita desde hace varios siglos.
Esta novela probablemente será publicada con motivo del aniversario 500 de la fundación de la ciudad de Santiago de Cuba el próximo año, su tierra natal, a quien ella se la dedica.
Según la autora, el escenario principal de Las campanas de Juana es el predio de El Cobre desde el siglo XVI y la guerra de los cobreros por su libertad, que duró más de 160 años. En la narración está involucrada la Ermita de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba según la religión católica












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