
La prolongada y fecunda consagración a la música de cámara del violinista Alfredo Muñoz y el compositor y director Guido López Gavilán fue premiada en la jornada final del XI Festival de esa especialidad, clausurado en la Basílica Menor de San Francisco.
En las palabras de elogio que precedieron la entrega de reconocimiento por parte del Centro Nacional de la Música de Concierto, el compositor Juan Piñera calificó a Muñoz como un maestro que contribuye a la formación de nuevos valores, y la directora coral María Felicia Pérez trazó un retrato fiel de la poliédrica actividad de López Gavilán.
Muñoz lideró a su compañera, la pianista María Victoria del Collado, con quien ha hecho una estupenda labor en el dúo Promúsica; la violista Anolan González, en la cúspide interpretativa de ese instrumento y a dos reveladores talentos, la violinista Camila Martell y el cellista Roberto de la Maza, en la ejecución del Quinteto para piano en La Mayor, del checo Antonin Dvorak, pieza de vibrante expresión camerística, con deudas del folclor bohemio, y temas de concentrado lirismo, transitados con exigencia y pasión por los protagonistas.
López Gavilán se mostró como autor de amplísimo espectro y al final como conductor de otra de sus obras maestras, la orquesta Música Eterna. Es el atrevido explorador de las potencialidades del clarinete en solitario (nadie mejor que Alejandro Calzadilla para descifrar el juego de Clariloquio), pero a la vez el espléndido armonizador vocal de Nostalgias de serenatas, dedicado a Santiago de Cuba, y Amar, entrañable recreación de versos del héroe Antonio Guerrero, temas interpretados por el coro Entrevoces, conducido por la maestra Digna Guerra.
Pero también es el compositor de un inusitado lied, El arpa de la lluvia, a partir de un poema de Dulce María Loynaz, asumido por la soprano Milagros de los Ángeles y la arpista Mayte Rodríguez; y de obras tan diversas para conjunto de cuerdas como Mujer en la memoria, evocación lírica de Vilma Espín; Ritmarc, especulación rítmica de sólido desarrollo; y de las brillantes Variaciones cumbancheras, completadas por la improvisación del pianista Aldo López Gavilán Junco.
Un día antes hubo otros dos sucesos notables: la precisa e inspirada interpretación del Trío que el francés Francis Poulenc dedicó al español Manuel de Falla y el único contacto de los instrumentistas norteamericanos del ensemble Ravinnia, del Steans Music Institute, de Chicago, que honraron el Festival.
Meritorio trabajo de conjunto el de la pianista Karla Martínez, el fagotista Osmany Hernández y el oboísta Frank Ernesto Fernández Neira para dar vida a la obra de Poulenc. Los músicos visitantes, encabezados por la prestigiosa profesora Miriam Fried, exhibieron sus probadas cualidades técnico-expresivas en el Trío para piano en Mi mayor, de Haydn, y el Cuarteto de cuerdas en Sol mayor, de Schubert.
Como novedad trajeron Aria fantasía para trío de cuerdas y piano, del norteamericano David Ludwig, ejemplo de rigor en la aplicación de los presupuestos de la llamada postmodernidad.
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Espartaco dijo:
1
1 de abril de 2014
05:06:27
Ernesto Delgado Betancourt dijo:
2
1 de abril de 2014
19:12:13
FELICIA dijo:
3
2 de abril de 2014
02:24:58
alcaei dijo:
4
2 de abril de 2014
02:26:49
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