El arte escondido entre Charcos

Inquietantemente inquieto Jorge Félix Díaz Gómez ha transitado del audiovisual a la danza, pero nunca antes, al menos como ahora, en la fotografía. Una aventura de la que ha salido airoso al compartir con los asistentes en la Galería del Centro Cultural Fresa y Chocolate, su más reciente exposición Charcos.

Con esta muestra de 25 instantáneas nos regala la sensibilidad de su lente al mostrarnos su mirada a la ciudad compartida, desde el reflejo en esos charcos diarios, contradictoriamente: incómodos e invisibles.

La idea no destaca por su novedad, sino por la manera en que el artista llega a esta expo de manera casual, luego de un año de fotografiar en las cavidades donde tierra y agua se juntan para impedir el paso del hombre, pero nunca el de su lente. De esa manera, la muestra recorre la Vieja y Nueva Habana, desde la perspectiva de un joven artista, sus inquietudes y referencias.

El Hotel Nacional de Cuba, la Iglesia… las calles y sus más disímiles edificaciones del mapa de la ciudad encuentran espacio en su cámara y ahora ante la mirada del espectador. La exposición, auspiciada por el Proyecto 23 del ICAIC y la Asociación Hermanos Saíz, presenta una nueva versión de La Habana, fruto de la complicidad del agua, la luz, y la mano que mueve la cámara, precisa el catálogo de la muestra.

En la expo se aprecia cómo el artista apela a recursos caros al fotorreportaje o la técnica misma del reflejo o de las transparencias propias de la pintura. El color, en cambio, da paso a las formas que los charcos permiten tomar: el zapato, el edificio, la calle, la figura humana… en fin la vida de la ciudad desde el reflejo en el agua, en el lente, la cámara y la mirada de un artista inquietantemente inquieto, pero un artista.