ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El área de molinos preocupa y ocupa. Foto: José LLamos Camejo

guantánamo.–Enfundados en sus habituales indumentarias, seis hombres conversan en el interior del central, en espera de materiales que «están por llegar», para involucrarse de lleno en la reparación de la industria.

Dispersos otros, en duetos o en solitario, en el área de generación de vapor, la centrífuga, los molinos… embadurnados de grasa entre piezas o articulaciones ferrosas enormes, tratan de «hacer lo mejor y lo que se pueda con lo que hay», precisa uno de los obreros.

El Argeo Martínez no es un central soñoliento, como en la distancia aparenta, pero tampoco es notable en él ese ajetreo revitalizador que la industria reclama en la precontienda.

Y, no es secreto: la mayor o menor puntualidad con que aliste su maquinaria y equipos puede sumar o restarle calidad al proceso fabril ya cercano, y en consecuencia, garantizar o estropear el éxito en la campaña.

Por eso impacienta la lentitud de las reparaciones; apenas rozan el 64 % de lo previsto.

Las mayores deudas con ese vital programa, según Laritza Pérez Beltrán, directora de Operaciones en esta empresa cañera, se registran en la centrífuga (al 42,8 %), y en las calderas (48,4 %), aunque el área de molinos-basculador no rebasa el 22 %, asegura su responsable.

Las demoras acumuladas y lo dificultoso del laboreo para dejarlas atrás, son partes de una ecuación con variables en rojo, que los azucareros aquí, mezcla de noveles y veteranos, procuran despeja

Elementos de la estera surtidora número dos del basculador, también por armar. Foto: José LLamos Camejo

r cuanto antes.

En tal empeño, unos han de derrochar creatividad, y otros –porque les toca–, imprimirle mayor empuje y puntería a su gestión, pues almacenes del mismo sector en el territorio alojan ciertos recursos que le habrían devuelto parte de la vitalidad al central, de haber estado donde hacen falta.

Una zafra azucarera que en el horizonte se dibuja exigente en extremo, dada la complejidad del contexto, solo aportará lo que de ella se espera si, entre sus garantías primordiales, cuentan, reparadas a tiempo y con el rigor necesario, la maquinaria industrial y los equipos de corte, alza y tiro.

Sin tales premisas en la contienda de la gramínea, el único ingenio activo del territorio reeditará la inestabilidad de ediciones pasadas, y acabará debiéndole eficiencia y volumen a una producción en lo fundamental destinada a garantizar el azúcar para el consumo social y de la familia guantanamera.

ADENTRO, LOS MISMOS Y OTROS PORQUÉS

De los molinos al basculador va el ingeniero Ángel Claro Osorio, jefe de ese tramo fabril. Mientras camina va explicando lo hecho y lo por hacer en esa área, primera en la línea de la molida. Se detiene junto a la maza de uno de los molinos, desliza el índice sobre los «dientes metálicos» del cilindro, y: «estas son las coronas», dice, «tenemos que rellenarlas, y no tenemos el material; hay que adquirirlo afuera, ya usted sabe, el bloqueo y la crisis lo dificultan».

«Mire los molinos –invita Claro–; aunque tres de ellos debían estar prearmados, ninguno ha podido llegar a esa fase, por falta de laminados, que sí están en el territorio».

–¿En Guantánamo?

–Sí. Los tiene Azumat (se refiere a la sucursal guantanamera de la Empresa de Logística Azu

mat Santiago, dependencia del Grupo Azucarero AzCuba).

–Si está cerca, ¿por qué demora la llegada de esas láminas a la industria?

–Tenemos deuda con Azumat.

Esa deuda, confirmada por Eduani Tusón García, especialista comercial principal de la sucursal acreedora, fue admitida también por Leonides Peña Rivera, director de la Agroindustria Azucarera de Argeo Martínez, y por Laritza Pérez Beltrán, directora de Operaciones de la propia entidad.

Al margen de los 8 000 000 de pesos que le adeuda a Azumat, la entidad deudora cuenta con un crédito para financiar las reparaciones; «con eso le pagamos lo que nos vende», dice Leonides Peña; «los materiales se los entregamos cuando nos pagan», sostiene Tusón García, «de lo contrario su deuda crece».

Las reparaciones previas a la próxima zafra azucarera en el Argeo Martínez contem

plan un parque de cerca de 160 equipos, que garantizarán la cadena de corte, alza y tiro, desde los plantíos a la industria, e incluyen el mejoramiento de más de un centenar de kilómetros de caminos cañeros.

A la par, se acomete la siembra de caña; ya suman 505 las hectáreas  plantadas; 210 quedan por plantar. El terreno está húmedo, ha llovido; hay surcos abiertos y brazos dispuestos a una tarea que asegurará la materia prima de venideras contiendas.

LEJANA PARECE, PRÓXIMA ESTÁ

El silbatazo inicial del Argeo Martínez se dejará escuchar el 22 de enero del año que viene; es decir, dentro de algo más de tres meses y medio. Holgura de tiempo no hay, aunque lo aparente. Con las reparaciones atrasadas, la inestabilidad energética y otras circunstancias adversas, sin descartar eventualidades del clima, los días les parecerán minutos a quienes preparan la zafra.

Los azucareros del Guaso dispondrán de 61 jornadas para extraerle 7 685 toneladas de azúcar (su plan) a las 113 280 toneladas de caña que han de ser cortadas y alzadas –se estima– por 13 máquinas combinadas, 800 fuerzas manuales y 18 alzadoras.

El tamaño del desafío exige que todo funcione como un reloj; acelerar las reparaciones sin sacrificar por ello la calidad, y capacitar adecuadamente al personal de nuevo ingreso en la industria.

Sobre esos y otros aspectos llamó la atención el ingeniero Ángel Claro; «debido a violaciones tecnológicas en áreas claves, por parte de operarios noveles, en la zafra anterior perdimos eficiencia y azúcar», advirtió; «fueron altos los índices de sacarosa dejada en bagazo».

Si los recursos y el material disponibles no demoran más en llegar –dijo el entrevistado–, podemos agilizar la reparación y evitar los maratones que merman la calidad y, al final, como ha ocurrido en años recientes, provocan molidas inestables e interrupciones; haremos todo para evitarlo, aseguró.

El momento es crucial para los azucareros del Guaso, otra vez desafiados por los escollos. Ellos no darán respuestas de magos, pero las soluciones de sus aniristas a veces han parecido magia. Ahora más que nunca las necesitan. Urge poner los parches antes de que llegue la zafra.

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