
1) En su más reciente definición, un mol es la cantidad de sustancia que contiene un Número de Avogadro de entidades. Es decir, un mol de frijoles es un Número de Avogadro de frijoles. Un mol de íodo es un Número de Avogadro de moléculas de íodo. La definición no siempre ha sido esa, pues las unidades en ciencias son revisadas a cada rato para tener mejores precisiones en unos casos, y en otros casos, para buscar determinadas coherencias entre las magnitudes físicas. En 2019 se hizo una revisión del sistema de unidades y en la redefinición de algunas, el mol quedó como he descrito.
Amedeo Avogadro fue un científico italiano del siglo XIX, aunque nacido en el XVIII, que estableció una ley de su nombre que plantea que iguales volúmenes de gas, bajo la misma presión y temperatura, tienen el mismo número de moléculas.
Fue el austríaco Loschmidt quien midió el número de Avogadro por primera vez y hoy este está fijado en 602214076 multiplicado por un 1 seguido de 15 ceros. Un número colosal.
2) Si tomáramos un número de Avogadro de arroces (un mol de arroces), el peso en toneladas sería precisamente alrededor de un 1 con 15 ceros. Con esa cantidad de arroz cubriríamos la isla de Cuba con poco más de 100 millones de capas de arroz. Pero si tomamos un mol de agua, eso equivaldría a poco más de 18 gramos o poco menos que una cuchara llena. Luego, el número de Avogadro no se usa para medir frijoles, pero es más útil como unidad de medida en química y otras ciencias relacionadas con ella.
3) Diluir es la acción de mezclar una sustancia que llamamos soluto en otra sustancia que llamamos solvente. Por ejemplo, una dilución de uno en cien, de frijoles blancos en frijoles negros, es tener un frijol blanco por cada cien frijoles negros. Hay distintas formas de definir una dilución en ciencias, lo usual es hacerlo por volumen. Si yo tenía un mol de una sustancia, por ejemplo, íodo en un litro de agua y ahora lo mezclo con otro litro de agua, habré disminuido la concentración de íodo en ½.
Una dilución donde dividimos la concentración inicial por un factor de diez se conoce como dilución logarítmica. Si yo comienzo con 1 mol de íodo en un litro de agua, cada vez que hago una dilución logarítmica le quito un cero al número de moléculas de íodo en el mismo volumen, es decir en un litro.
4) En algunos productos se usa una escala de dilución que usa la letra «C» para referirse a que se ha dividido la concentración inicial por cien. Para seguir con el ejemplo anterior, si comenzamos con 1 mol de una sustancia en un litro de agua, cada vez que realizamos una dilución de 1C, le quitamos dos ceros al número de moléculas de esa sustancia en el mismo volumen. Luego después de 12C, habremos eliminado 12x2=24 ceros, como el Número de Avogadro tiene 23 ceros, a ese nivel de dilución, ya no tendremos ni una sola molécula de la sustancia inicial, todo será agua.
Cualquier producto que diga que tiene una dilución por encima de 12C, ya no tiene soluto alguno, es puro solvente, es decir, pura agua o puro alcohol, si estas fueron las sustancias donde se disolvieron. El íodo a una concentración de 12C en agua ya no mancha nada porque ya no hay molécula de íodo, solo nos queda agua.
Una dilución de 12C es aproximadamente igual a echar una «pizca» de azúcar en un volumen de agua equivalente al mar Caribe. La probabilidad de obtener una molécula de azúcar de esa concentración es muchísimo (millones de veces) menos que si echáramos esa pizca de azúcar en el Caribe venezolano y luego de un tiempo prudencial, hundiéramos una cuchara en las aguas de Varadero y lográramos capturar un grano de azúcar de la pizca original.
5) En ciencia decimos que una sustancia tiene memoria, si al ponerla en contacto con otra cambia alguna propiedad y ese cambio perdura cuando deja de estar en contacto con ella. Por ejemplo, el efecto de las vacunas es provocar «memoria» en nuestro sistema inmune, este recuerda a la vacuna aún cuando ella ya no está presente. Como hacemos que la vacuna se parezca a la enfermedad contra la que buscamos inmunizar, el sistema inmune al ver el virus causante de la enfermedad, «recuerda» a la vacuna y produce la respuesta de defensa que queremos del organismo, derrotando al agresor.
6) No todas las sustancias son capaces de tener memoria. Por lo general, el efecto de memoria se logra al costo de que la sustancia sea más compleja. El agua es una molécula sencilla de dos hidrógenos y un oxígeno. El agua en estado líquido forma unas cadenas de moléculas que van cambiando muy rápidamente.
Al agua se le ha medido su posible memoria, en particular viendo si al entrar en contacto con otras sustancias cambia su geometría, nunca se ha hallado ese efecto. En realidad, las mediciones más precisas indican que cualquier efecto de memoria del agua o de sus cadenas, dura menos de 0.00000000000005 segundo, es decir esa memoria no tiene efecto práctico alguno.
Por otro lado, pretender que el agua tenga memoria de una sustancia diluida 12C en ella, es muchísimo (millones de millones) menos que esperar que un gotero de agua tomado en Varadero «recuerde» la pizca de azúcar que se virtió en el Caribe venezolano.
Cualquier producto que ha sido diluido más de 12C en un agua ya no queda ninguna molécula de él, el agua además es incapaz de recordarlo. Lo mismo ocurre si la dilución es en alcohol.
7) Un producto médico efectivo nunca es diluido a concentraciones que no garanticen su presencia en la dosis que se administra. Nuestros científicos garantizan que la dilución de nuestras vacunas como Abdala y Soberana sea tal, que su efectividad en levantar nuestras defensas contra la COVID-19 sea efectiva.



















COMENTAR
Jorge Ignacio dijo:
1
4 de enero de 2023
18:58:13
lorenzoht dijo:
2
4 de enero de 2023
21:55:33
Jorge Ignacio Díaz Respondió:
5 de enero de 2023
11:45:45
Yo Respondió:
5 de enero de 2023
21:48:37
Ros Respondió:
6 de enero de 2023
13:03:29
Federico Sandino dijo:
3
5 de enero de 2023
19:07:31
Responder comentario