holguín.–Cosme Proenza no refleja en su obra una profusión de palmas y de otros elementos del costumbrismo; sin embargo, es profundamente cubano porque pintó la laboriosidad y la belleza, y, sobre todo, la vida que crece y convida.
Así lo recalcó el escritor Manuel García Verdecia en la apertura de la exposición colectiva Tributo a un artista bendecido, abierta en el Centro de Arte de la ciudad de Holguín, para recordar que el recientemente fallecido creador fue un motivador permanente en medio de esa explosión que experimentó el arte pictórico del territorio a partir de 1960.
No es extraño que en medio de la sala expositora aparezca un conjunto de seis piezas que llevan las caricias de los pinceles y la mente de Cosme, la mayoría perteneciente a la colección del Fondo de Bienes Culturales, entre ellas una de la serie Los dioses escuchan, las cuales están rodeadas por unos 30 cuadros de artistas plásticos que dejan ver la influencia del maestro y la admiración hacia él.
Ese cerco premeditado también es evidencia vehemente de la variedad que ofrecen hoy los pintores holguineros, a quienes el admirado referente les enseñó, entre muchas cosas, civismo y certeza en cuanto a que un creador puede traspasar la geografía nacional, si cada trazo, como ocurre en este caso, además del talento natural que lo impulsa, está respaldado por la investigación constante.
Muchos de los que se detengan a deleitarse con la muestra colectiva descubrirán, como acotó el presentador, que en la obra de los artistas sumados al homenaje, independientemente de la técnica escogida para expresarse, está vigente «algo que cuidó Cosme siempre: el esmero en la factura».
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